El pasado 13 de octubre, el Fondo Mundial para la Naturaleza, WWF por sus siglas en inglés, publicó el índice Planeta Vivo en el cual se alerta sobre el hecho de que el planeta perdió en promedio casi el 70% de su población de animales salvajes en aproximadamente 50 años que van de 1970 al 2018. Entre estos animales, se encuentran anfibios, reptiles, peces, pájaros y mamíferos. Hay diversas causas por las cuales estamos perdiendo a la fauna, pero la principal es considerada la destrucción de hábitat naturales para destinarlos a la agricultura.
Vale la pena resaltar que el cambio climático es ya considerado como uno de los factores principales de la pérdida de animales salvajes seguido de la contaminación atmosférica, del agua y del suelo, así como por la diseminación de especies invasivas por parte del ser humano. Para Marco Lamberti, director general del WWF, este informe “es una alerta roja para el planeta y para la humanidad. Cuando comenzaremos a comprender realmente que los ecosistemas durables, una biodiversidad rica y un clima estable son necesarios para garantizar un futuro próspero, más equitativo para nuestros niños y sus hijos”.
Tomando en cuenta lo anterior, así como la celebración en diciembre próximo de la Conferencia de las Partes (COP) 15 de Convenio de Biodiversidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el WWF “pidió a los gobiernos aprovechar esta última oportunidad para adoptar un acuerdo mundial ambicioso destinado a salvar a las especies salvajes”. Haciendo una relación entre la perdida de la biodiversidad y el cambio climático, el reporte establece que “para invertir la curva de la pérdida de la biodiversidad y atenuar el cambio climático, hay que intensificar los esfuerzos de conservación y restauración, la producción y el consumo de alimentos más sustentables y la descarbonización de los sectores económicos”.
De acuerdo con el autor Raúl Brañes, el tipo de desarrollo que ha perseguido la especie humana en los últimos siglos, ha traído como consecuencia la contaminación de elementos ambientales vitales el aire, el agua y los suelos, así como también una perdida acelerada de lo biodiversidad. Por su parte, la Organización para la Agricultura y la Alimentación, FAO por sus siglas en inglés, ha establecido que también contribuyen a la pérdida de especies salvajes la continua perdida y degradación de ecosistemas de bosques, humedales, pastizales así como la transformación de hábitats forestales a campos agrícolas y el cambio climático.
No se pueden pasar por alto la cacería furtiva y el tráfico incontrolable de especies como parte de las razones de la pérdida de animales salvajes y en consecuencia la necesidad de perseguir y castigar con dureza a quienes llevan a cabo estas actividades ilícitas. Los estados deben crear más áreas naturales protegidas, fomentar programas de reproducción y luchar seriamente y sin dilación contra el cambio climático que afecta la preservación de la vida animal.
Ante este panorama mundial nada alentador para los animales salvajes, es momento de poner manos a la obra y darle a esta situación la seriedad y prioridad que requiere. Los ciudadanos debemos de estar más conscientes sobre la urgencia de luchar en contra de la pérdida de la biodiversidad en su conjunto (flora, fauna, ecosistemas) y las autoridades competentes deben de poner en prácticas políticas ambientales adecuadas que contribuyan a mejorar la situación de aquellas especies que están amenazadas y en peligro d extinción y hacer cumplir de manera efectiva, entre otras, en el caso de México, la ley ambiental federal, la Ley de Vida Silvestre, la NOM-059-SEMARNAT-2010, el Convenio de Biodiversidad y el Convenio Internacional sobre el Tráfico de Especies de Flora y Fauna que están en peligro de Extinción (CITES). ¿Habrá la voluntad política para realmente hacerlo?
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