La semana pasada, los líderes de la “izquierda” bolivariana entonaron sendas cuanto emocionadas loas al “hermano” Putin con motivo de su onomástico. Oh, qué linda fiesta en el santuario del Kremlin, esa Meca libertaria cuyo sólo nombre enciende aún algunos hermanos corazones tercermundistas.

Evo Morales —a quien el gobierno de México invita a los días patrios, tratándolo de “hermano” y paseándolo por la Pachamama con dinero franciscano— emanó un tuit efusivo: “Muchas felicidades al hermano presidente de Rusia en el día de su cumpleaños. Los pueblos dignos, libres y antiimperialistas acompañan su lucha contra el intervensionismo (sic) armado de EEUU y la OTAN. El mundo encontrará paz cuando EEUU deje de atentar contra la vida”.

El hermano Nicolás Maduro no se quedó atrás y también trató de “hermano” a Putin, “digno líder” que “hoy celebra un año más de vida y de lucha por la integridad de su heroico Pueblo. ¡En Venezuela tenemos amigos de verdad!”. Oh, sí.

No podía faltar el hermano Daniel Ortega, quien felicitó a su hermano asegurando que “Nuestra Señora, la Virgen del Rosario, está guiando sus pasos, su quehacer, su inteligencia y sensibilidad”. Oh sí. Todo indica que el dictador de Nicaragua le ordena a la Virgen que le aconseje a Putin un quehacer inteligente que incluye aventar bombitas en Ucrania, y que la Virgen le hace caso con sensibilidad.

Todos hermanos, todos en lucha, todos dignos y antiimperialistas, comiendo pastel con velitas voladoras y explosivas.

México se abstuvo de cantarle “Las Mañanitas” y de meter a la Virgen de Guadalupe en el asunto, quizás para evitar que los consejos de la Virgen Morena a Putin entrasen en conflicto con los de la Virgen del Rosario y se armara una guerra intervirginal que habría tenido que pacificar el hermano López Obrador.

Lo que sí hace nuestro Supremo es negocios con Putin, quien al parecer ya vio el potencial intergaláctico del AIFA. Y lo que también hace es perseverar en su convicción de que “hay una propaganda en el mundo, maniquea, como suele suceder con todas las guerras, queriéndonos convencer de que hay buenos y malos”. Una idea muy original que postula que también puede haber guerras entre buenos y buenos, como le parece ser la de Ucrania. Y acabó pidiendo “que no nos metan a nosotros en sus argüendes”, que es como se traduce al AMLOñol el apotegma juarista sobre el respeto al derecho ajeno.

Y sin embargo, en los mismos días, el partido MoReNa optó por conmemorar en otro tuit “el Día del Guerrillero Heroico para recordar la caída de Ernesto Che Guevara”, quien “es y siempre será un símbolo de la lucha social, la justicia y el amor por los pueblos”, es decir, un competidor de Putin en el concurso mundial de la dignidad con lucha social y justicia. Y se rememoró que El Supremo admira tanto al “Guerrillero Heroico” que invita a su hija al desfile y la pone junto al hermano Evo, que ama tanto al hermano Putin.

Y claro, se vuelve a hablar de si El Supremo tiene un plan secreto para conducir a la patria hacia la verdadera izquierda. Lo dudo. ¿Cómo podría declararse enemigo del “intervensionismo” de EEUU, un país que vive de las remesas que envían desde allá los paisanos? El sitio que el Supremo concede a la llamada “izquierda” es un ornato gestual que consumen cursis, periodistas serviles, académicos mediocres y un par de funcionarios irrelevantes. La otra izquierda, la que lo es en serio, desprecia al falso hermano...

Pero me quedé sin espacio: lo comentaré la próxima semana...

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