Hace poco, en un foro plural e independiente llamado “La ciudad y la transformación”, Jesús Ramírez Cuevas, bastión de la comunicación, y Claudia Sheinbaum, antaño jefa de gobierno, hogaño bastonera del mando, celebraron a la revista Sentido común, esa que publica artículos como “La mañanera: plaza pública y escudo del proceso transformador”, que analizan que la mañanera “es pedagógica al otorgar la posibilidad de modificar la racionalidad neoliberal”.

Esta publicación la hace un grupo de intelectuales plurales e independientes dirigidos por el pensador Fabrizio Mejía que, además de plural e independiente, es muy versátil, pues es capaz de transformarse en cualquier cantidad de escritores, escribir como ellos, publicar lo de ellos y cobrar por ellos, haciéndolos independientes de sus derechos de autor.

Sheinbaum declaró que esos “académicos, pensadores que han estado con nosotros desde hace tiempo” son “las plumas de la transformación”. El escritor Ramírez Cuevas (que también es versátil) declaró que la revista anuncia “el futuro común”. La editora Violeta Vázquez Rojas dijo que la revista le “ha arrebatado el discurso” a quienes decían que en la 4T “no había intelectuales, no había racionalidad, académicos, especialistas capaces de discutir con argumentos”.

Para demostrar que sí hay racionalidad y argumentos, plurales e independientes, la revista Sentido Común acaba de lanzar una linda idea que consiste en convocar a la ciudadanía a escribirle al presidente cartas “como muestra de agradecimiento y despedida con el objetivo de visibilizar el sentir popular y preservar su legado”, y documentar “cómo se cristaliza su presencia en la vida cotidiana de la gente”. Las cartas más plurales e independientes irán saliendo en la revista y, luego se recopilarán “en un libro conmemorativo” que publicará alguien.

La linda idea, en efecto, ayudará a sobrellevar la dificultad que entraña la súbita conciencia de que —por difícil que sea imaginarlo— ya muy pronto el Líder no va a serlo más. Desconcertados ante esta realidad insoportable, encontraremos relativa sanación enviándole al Supremo cartas de agradecimiento por tantos éxitos y manifestándole cariño sincero. Serán respuestas “cruciales para comprender el obradorismo, sus valores culturales y la construcción de la memoria de AMLO como líder.”

Nada demerita a esta linda idea que en otros tiempos y espacios ya haya sido puesta en práctica, tratándose, como se trata, de un recurso habitual para celebrar popularmente la grandeza de un líder, como hicieron los compañeros rusos con Stalin, los argentinos con Perón o, en Cuba, el nunca suficientemente recordado “Concurso Cartas a Fidel en homenaje a su nacimiento”. Y aún en México, cuando se promovieron las cartas de los “Niños de Solidaridad” en tiempos de un tal Salinas de Gortari.

Qué emoción. La mía va a comenzar así: Supremo Líder, Guía Grandioso, Pensador Esencial, Humanista Cimero, Benévolo Transformador, Benemérito de la Psique, Tutor del Anhelo, Faro del Pueblo, Carretera del Progreso, Rompeolas de la Adversidad, Farallón de Sabiduría, Apoteosis Civil, Príncipe de la Modestia, Sismólogo del Ser y Jonronero de la igualdad. Gracias por iluminar con Su Sol nuestro amanecer, gracias por haberme enseñado a ser un mejor mexicano, plural e independiente...

Escriba la suya, compatriota. Ándele. La puede enviar a la revista Sentido Común, o, ya francamente, a esta dirección postal: “Plaza de la Constitución S/N: Cartas al Presidente”.

Verá que sí le abren...

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