Leo que la semana pasada murió un alumno de la Escuela Normal Rural “Lázaro Cárdenas del Río”, ubicada en Tenería. Este pobre muchacho, que se llamaba Brayan Isidro Zarco Rivera, de 22 años de edad, originario de Yaonahuac, Puebla, murió en el transcurso de la “novatada” con que las verdaderas autoridades de la Normal festejan el inicio del año escolar.

AL parecer, el joven Brayan se quedó dormido cuando debía estar trabajando en la organización de la ceremonia de clausura de cursos del 14 de julio. Por ese crimen, Brayan fue condenado a sufrir un castigo que se llama “El Caballo”, que consiste en ser cabalgado y golpeado por sus valientes camaradas. Bueno, pues el joven Brayan fue cabalgado y golpeado y se murió y echaron su cuerpo a la batea de una camioneta afuera de la Normal.

Las verdaderas autoridades, que supervisan el ingreso, las novatadas y todo lo demás no son la Secretaría de Educación Pública (SEP), sino la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), que se ufana de administrar desde la “semiclandestinidad” a las normales rurales del país, a las que ha privatizado en servicio de sus causas y que condiciona la estancia de los alumnos a su sumisión y al préstamo de servicios revolucionarios (como ir a secuestrar autobuses a Iguala o a incendiar gasolineras en Chilpancingo). Ya he escrito mucho sobre eso.

La FECSM ha privatizado las normales porque si la Constitución dice que “todo individuo tiene derecho a recibir educación”, la FECSM responde que por individuo sólo entiende a quien se le someta; y si la Constitución dispone que la educación sea laica, democrática y fiel al progreso científico, la FECSM responde que, progreso, ciencia y democracia sólo se entienden de acuerdo con su religión, que es la marxista-leninista de inspiración juche.

Y si la Constitución ordena que “toda la educación que el Estado imparta será gratuita”, como la FECSM ha sustituido al Estado, en sus normales los normalistas son sus burócratas y empleados y deberán pagar con trabajos forzados (como ir a Iguala a secuestrar camiones) la bendición de haber sido aceptados, el favor de graduarse y, eventualmente, con mucha suerte, ameritar una plaza de maestro al servicio del Estado.

La información disponible permite enterarse de que la FECSM no sólo controla “la Semana de Prueba” de ingreso, sino que diseña las novatadas revolucionarias. ¿En qué consiste esa semana? En una semana “de trabajo en el campo, limpieza, ejercicios y formación política”, así como “ampliar y fortalecer la formación política e ideológica” para elegir a quienes tienen verdadera convicción revolucionaria.

Los veteranos de las novatadas han explicado que la “semana de prueba” consiste “en resistir una semana en régimen de cuartel. Levantarse a las cinco de la mañana, trotar, labrar la tierra, pastorear los animales y luego asistir a clases de ocho de la noche a tres de la mañana. Y a las cinco, todo de vuelta. Y todo sazonado con pruebas de resistencia física, sin comer ni beber.

Gilberto Nieto Aguilar evoca en un libro (El milagro del comienzo) su novatada en El Mexe: “Primero me raparon. Un compañero de Huejutla que conocí el día del examen me dijo que no ofreciera resistencia porque podían lastimarme. Luego vino lo peor: nos formaron y nos fueron arrojando al canal de aguas negras que pasa a un costado de la escuela.”

Bueno, la FECSM declaró en un comunicado al “pueblo de México” que lamentaba mucho la muerte del “alumno Brayan”.

Las autoridades educativas también lamentaron el hecho.

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