No lo conozco, pero me simpatiza el Dr. Leopoldo Altamirano, quien fuera el director del Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica (INAOE), uno de los muchos Centros Públicos de Investigación (CPI) cuyos fideicomisos acaban de perderse en el espacio justiciero.

El INAOE tiene entre sus responsabilidades, en alianza con la Universidad de Massachusetts (que puso el 80% del capital), manejar el Gran Telescopio Milimétrico, que es el más grande de su tipo en el mundo, y que desde Tonantzintla explora la formación estructural del universo, para decirlo en breve.

El INAOE hizo fama internacional por ser uno de los ocho telescopios del mundo que se unieron para fotografiar por primera vez un “hoyo negro”, esos que postuló Einstein. Y después de 11 años de trabajo, el proyecto, que se llamó “Event Horizon Telescope” (véase en Wikipedia) logró su fantástico objetivo.

Y el INAOE fue parte crucial de la proeza, y el mundo de la astrofísica lo celebró, y Altamirano y su equipo fueron aplaudidos junto al MIT de Cambridge y el Instituto Max Planck de Munich y hubo una conferencia de prensa global con todos los participantes y el mundo entero se pasmó ante la imagen de esa descomunal dona fulgurante llena de densa negrura.

Y en la conferencia local, además de Altamirano y demás científicos en México, la Dra. María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt, celebró que hubiésemos participado en ese proyecto “de gran impacto científico internacional”.

Eso fue en abril de 2019.

Pero en septiembre se abrió otro hoyo negro: Altamirano comunicó que renunciaba a su cargo a “petición” de Álvarez-Buylla, quien en un tuit elocuente declaró que tenía “fincadas 5 denuncias en la SFP, que van desde acoso laboral hasta la asignación de recursos públicos a empresas y personas”. Es decir: lo declaró corrupto.

(Un modus operandi idéntico al usado para “renunciar” a la Dra. Xoconostle que narré la semana pasada.)

Pero esta vez hay “otros datos”: el Órgano Interno de Control del INAOE hizo constar en junio y en diciembre de 2019 que esas denuncias (anónimas, claro) “fueron concluidas por falta de elementos”.

Y más aún: una investigación de Erick Becerra en el heraldodepuebla.com (febrero 2020) sostiene que “las solicitudes de renuncias” de Xoconostle y Altamirano fueron “orquestadas desde la oficina de la Dirección Adjunta de Centros Conacyt, encabezada por el Dr. Alejandro Díaz Méndez”, quien (¡caramba y zamba la cosa!) antes de ostentar ese cargo en el Conacyt había sido líder sindical en el INAOE y, en esa calidad, había tenido diferencias con el director Altamirano…

Y luego de que acusó y renunció a Altamirano, Álvarez-Buylla nombró como nuevo director del INAOE al Dr. Edmundo Gutiérrez, un investigador que, ¿quién lo hubiera dicho? es buen amigo y mejor camarada sindical del encargado por Álvarez-Buylla de dirigir los CPIs…

Por último, el 6 de febrero de 2020, el @DrAltamiranoR (cuenta ahora “suspendida”) el científico reprodujo el documento de la Secretaría de la Función Pública (SFP) que “HACE CONSTAR” que luego de revisar todo lo revisable durante cuatro meses, ni está sancionado ni inhabilitado ni nada de nada.

Demasiado tarde: Álvarez-Buylla ya lo había renunciado y le había hecho trizas la reputación. ¿No podría haber esperado los resultados de la SFP? Pues sí, pero no. Tenía prisa. Tanta como la de los siempre tan oportunos denunciantes anónimos de la SFP a quienes nadie va a renunciar jamás…

Google News

TEMAS RELACIONADOS