Ha sido inevitable observar, a lo largo de la combativa cuanto sudorosa campaña política de la camarada Claudia Sheinbaum, su lealtad a las convicciones históricas y a los progresistas proyectos de su partido, el Partido del Trabajo (PT).

En efecto, desde que nuestra camarada fue ungida por el Dr. Alberto Anaya, líder del Partido del Trabajo, como candidata popular a la Presidencia de la República, ha recorrido el país con gran disciplina, tomando la selfi acá, mostrando la axila allá y repartiendo el beso acullá, y exhibiendo la sonrisa porallá.

Imposible olvidar cuando el líder Anaya observó: “Estamos ante una persona que, sin lugar a dudas, garantiza los valores de unidad del proyecto de la cuarta revolución que el presidente AMLO instaló en el país. Nadie mejor que Claudia Sheinbaum para profundizarlo.” A lo que la camarada contestó: “Somos una coalición que compartimos el Proyecto de Nación y queremos ganar la Presidencia y fortalecer el Plan C”. Y después “expresó su agradecimiento por la distinción, destacando la larga lucha contra el neoliberalismo y el autoritarismo”. Otro camarada, el Dr. Mario Delgado, agregó: “Estamos muy fuertes, estamos muy unidos y eso nos da una gran posibilidad de futuro”.

Eso significa que, sujeta a la “Declaración de Principios” del PT, la camarada Sheinbaum (seguramente después de meditarlo científicamente), acepta que “El Trabajo es tan importante que es la condición básica y fundamental de la vida humana y es la fuente de los bienes y servicios que satisfacen nuestras necesidades.”

Pero que el problema es que en México prevalece la “modalidad de acumulación capitalista” que impide la “democracia participativa directa, porque el poder del pueblo que es el fundamento de la Soberanía de la Nación es entregado al grupo hegemónico bajo el cobijo de la democracia burguesa y las instituciones que de ella emanan.”

Chin.

Lo bueno es que como abanderada del Partido del Trabajo, la camarada Sheinbaum acepta que “nuestra línea de principios nos lleva a actuar, a cada paso, conforme a las decisiones de las masas populares tomadas en asamblea; obligándonos a proceder de acuerdo al ejercicio de lo que es, en última instancia, una verdadera democracia directa y centralizada”.

Para lograr tales propósitos es menester transformarse uno mismo. La camarada acepta así que “todos los que queremos transformar a la sociedad, los que queremos ser revolucionarios, tenemos que quitarnos nuestras actitudes e ideas pequeño burguesas y aprender las actitudes e ideas revolucionarias”. Hay que ser pueblo, pues “el pueblo tiene en todo el tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”. Y si la forma actual es “de explotación, opresión y empobrecimiento de las grandes mayorías de mexicanos”, todo es cosa de asamblea...

Y si el líder del PT, el Dr. Anaya celebra “la lucha del pueblo de Venezuela que, con el pensamiento de Hugo Chávez en mente, y hoy con el presidente Maduro, no se rinde y resiste la agresión del imperialismo”; si el PT apoya al Comandante Ortega y a su Esposa Rosario”, lo mismo que a Cuba que “con Díaz Canel al frente y el Partido Comunista en el liderazgo, sigue siendo el faro que conduce a América y al mundo en su lucha por la soberanía.”

Cuando fue nombrada candidata del PT, se le preguntó a la camarada Sheinbaum si es fuerte la alianza de Morena con el Partido del Trabajo. La “candidata de la coalición respondió con un contundente: “Sí”.

Y luego de que el PT la felicitó por su nombramiento, la camarada respondió escuetamente: “Amor con amor se paga”.

Pusí.

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