Hace poco escribí sobre la sinuosa ruta que tomó el Conacyt para meter a Alejandro Gertz Manero, fiscal general de la República, al Sistema Nacional de Investigadores (SNI): crear una Comisión Especial Dictaminadora que juzgó que Gertz había sido víctima de discriminación por parte de las comisiones evaluadoras cuando concluyeron que su trayectoria académica carecía de méritos.

Esa comisión presidida por Ernesto Villanueva argumentó que Gertz no sólo tenía sobrados méritos, sino que su obra es “de trascendencia nacional e internacional”, como lo demuestran sus “obras académicas”, entre ellas, cinco libros como “autor único”.

La directora del “Conacyt de la 4T”, Elena Álvarez-Buylla, no sólo avaló el análisis “exhaustivo” que acometió la comisión de Villanueva sino que declaró que se trata de “obras notables”, por lo que “resarció el daño” otorgándole a Gertz el nivel más alto del SNI.

Para conocer la “obra notable” de mi nuevo colega en el SNI, me hice de uno de sus libros como “autor único”: Guillermo Prieto (Biografía), publicado por la Secretaría de Educación Pública en 1967. Pues me temo que Gertz no es su “autor único” en tanto que usurpó al verdadero, Salvador Ortiz Vidales, cuyo Guillermo Prieto y su época fue publicado por la Editorial Botas en 1939. Veamos algunos párrafos:

Escribe Ortiz Vidales:

“Los niños más peripuestos y elegantes del barrio paseaban a los personajes de la farándula, suspendidos de lujosos bastones. Los seguía en su marcha triunfal una comitiva de histriones y una banda de música. Caballeros, señoritas y niños se agolpaban en los balcones, al ‘ruido de la música’ y en la calle la gente formaba gruesa valla a la orilla de la banqueta” (p. 37).

Y Gertz Manero:

“Los niños más elegantes del barrio paseaban a los muñecos suspendidos de lujosos bastones, siguiéndoles en su marcha una comitiva de histriones y una banda de música. Señores, señoritas y niños se asomaban a los balcones, y en la calle la gente formaba valla a la orilla de la banqueta” (p. 8).

Ortiz Vidales:

“Toda la adolescencia de don Guillermo Prieto se halla, pues, bajo el conjuro de este dolor terrible, que aumentan la miseria y la falta del apoyo paterno (…) que hacían de Guillermo un ser contradictorio (…) Se regocijaba con una fiesta y al punto se retraía después, arrepentido, en un templo solitario, bajo la luz del alba, a soñar con las llamas de los cirios, el humo del incienso y el canto del saltapared. Aspiraba a una posición, a algo que realizara sus quimeras de hombre; mas volvía presto en sí, ante el espectro de la orfandad y la miseria” (p. 56).

Y Gertz Manero:

“Toda su adolescencia habla bajo ese dolor, que aumentó por la miseria y la falta de apoyo paterno, convirtiéndolo en una persona de sensibilidad contradictoria (…). Se regocijaba con una fiesta y al punto se retraía, arrepentido, en un templo solitario, a soñar con las llamas de los cirios y el humo del incienso. Aspiraba a una posición, a algo que realizara sus quimeras de hombre; mas volvía en sí ante la realidad de la orfandad y la pobreza” (p. 9).

Y así sucesivamente. Y cuando al fin hay un párrafo que no viene de Ortiz Vidales, viene de Vida y obra de Guillermo Prieto, de Malcolm D. McLean, publicado por El Colegio de México en 1960. Por ejemplo:

McLean:

“Después de tal demostración, el lector comprenderá que Prieto ganó sin embarazo las elecciones para diputado ante el decimosexto Congreso Constitucional. Lo reeligieron también para el decimoséptimo en compañía de su hijo Manuel G. Prieto” (p. 50).

Y Gertz Manero:

“Con tal demostración, Prieto ganó sin embarazo alguno las elecciones para diputado en el Decimosexto Congreso; y lo reeligieron para el decimoséptimo en compañía de su hijo Manuel G. Prieto” (p. 41).

Quizás el 80% del libro de Gertz venga de Ortiz Vidales y el resto (incluyendo la bibliografía) de McLean. Los especialistas de Aristegui podrían precisarlo con exactitud, mas por lo pronto queda claro que los verdaderos autores fueron bastante discriminados.

Ignoro si otras “obras notables” de Gertz surjan de procederes similares; no ignoro que el árbol que crece torcido… E ignoro si el fiscal Gertz investiga bien los crímenes, pero compruebo que como investigador académico es ignorable.

Ignoro también si las comisiones evaluadoras que reprobaron a Gertz detectaron la torcedura, pero no que tuvieron razón. La directora Álvarez-Buylla desnaturalizó el sentido del SNI al tachar a esas comisiones de arbitrarias y de actuar con “parcialidad y falta de objetividad”. Y les contrapuso la comisión de Villanueva, dizque objetiva e imparcial, pero incapaz de leer antes de evaluar.

Y ahora, de acuerdo con el reglamento (véase el comunicado 66/15), el director del SNI deberá convocar a su Junta de Honor que, al comprobar la falta —como se ha hecho en otros casos— lo sancionará con la “pérdida de la distinción como miembro del SNI” y luego el Consejo de Aprobación que preside Álvarez-Buylla deberá refrendarlo.

Por la integridad del SNI, habrá que confiar en que esta vez no se nombrará una Junta de Honor “Especial”…

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