Hace tres años, en agosto de 2019, John Ackerman propuso al Conacyt desde la UNAM (donde dirige un Programa Universitario de Estudios Sobre Justicia y Democracia, PUEDJS) un proyecto científico que se llama “Democracia, culturas políticas y redes sociodigitales en México en una era de transformación social”.

La directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla, lo encontró tan epistemológico como meter a Gertz al SNI y lo declaró “Proyecto Nacional Estratégico” meses antes de que se publicara la convocatoria respectiva. Desde entonces, el PUEDJS de Ackerman recibe 5 millones 817 mil pesos anuales para emancipar a México. Y lo primero que hizo fue contratar a una tía y a una prima de su esposa, Irma Eréndira Sandoval, que era la secretaria de la Función Pública, encargada de castigar el nepotismo.

Según Ackerman y el Conacyt (consta en los documentos), el proyecto tiene como objeto “deconstruir la semántica de la democracia (neo)liberal y su cultura política” y construir a cambio una democracia de a deveras.

Uno de los resultados científicos que justificaron los millones, sería la creación de tres videos sobre “culturas políticas, democracia y desigualdad social” que “coadyuven a democratizar (…) así como formar a la ciudadanía sobre valores democráticos y los retos que tiene su consolidación”, en los que participarían también “el Canal 22 y el Sistema Público de Radiodifusión del Estado”. He ahí un ejemplo cabal de ciencia visionaria: una investigación tan científica que, sin aún producir resultados, sería difundida por el Estado (democrático).

Bueno, pues Ackerman presidió la semana pasada el “estreno mundial” de El proyecto cultural del neoliberalismo en la Cineteca Nacional. Ya no tres videos sino todo un largometraje (cuya producción involucró a “cientos de personas”) que define como “el marco teórico para las investigaciones de cultura política que dirijo en la UNAM”, declaró su productor. Nada mal: ¿hace usted una investigación en la UNAM? Llévele el “marco teórico” al Conacyt y le dan millones para adaptarlo al cine.

Debe ser una película importante pues —dice Ackerman con su particular concordancia— trata de que “Este época neoliberal no sólo fue económico y político sino cultural: ¡se metió bajo de nuestra piel ese lógica neoliberal del machismo, racismo, individualismo, consumismo, competencia!”

El científico opina de su película —con su peculiar sintaxis— que “puedes ganar muchas elecciones para que pudiera ganar López Obrador, pero hay que cambiar nuestra forma de ejercer existir en el mundo”. Para cambiar al mundo (se mira en los cortos) sale el pensador Pedro Salmerón en una sillita. Luego sale Ackerman, a quien entrevista un actor que lee las preguntas que escribió Ackerman para el guión de la película que produjo Ackerman.

Y en primera fila, viendo la película, está Ackerman muy conmovido, como se mira en otro documental del programa universitario de Ackerman, en el que otro empleado de Ackerman entrevista a Ackerman, quien resume así su marco teórico: “¡El neoliberalismo nos quiere moldear, nos quiere lavar el coco!” (todo esto se puede disfrutar en Twitter).

Para hacer esta película —dice su publicidad— “se contó con el generoso apoyo del Conacyt”. El Conacyt, tan vigilante de la austeridad del gobierno emancipador no neoliberal, ¿por qué habrá sido tan generoso con el científico Ackerman? ¡Qué misterio! Habrá que pedirle dinero para hacer una película que lo explique, “El Marco Teórico contra la Momia”, o algo así…

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