En la visión del Supremo, cualquier cosa que no se someta a su voluntad debe ser desderechizada cuanto antes. De ahí el CIDE: como juzgó que fue coptado por “la intelectualidad, un grupo de académicos muy conservadores, acomodaticios,” que “no estuvieron a la altura de las circunstancias frente al saqueo más grande que se cometió en la historia de México”, propició su desderechización.

Tal acusación es ridícula, como lo demostró Mauricio Merino al mostrar los muchos libros producidos en el reciente CIDE sobre los problemas de México. El Supremo, que jamás ha caído en el vicio de la objetividad, prefirió sus propios datos. Además, qué... ¿Libros? ¿Deveras creen que con libros van a desderechizar a la Patria traicionada?

La directora del “Conacyt de la 4T”, Elena Álvarez-Buylla, desderechizó al CIDE insertándole como director a José Romero Tellaeche, cuyas tácticas desderechizantes son similares a las suyas: desdén a la normatividad, voluntarismo y tácticas como las de Díaz Ordaz, un izquierdista que acusaba a los estudiantes de dejarse manipular por “ideas exóticas” y por “grupos de interés ajenos” mientras obligaba a sus subordinados a firmarle desplegados de apoyo.

Las ideas de Romero Tellaeche sintonizan, sí, con el antiintelectualismo feroz de El Supremo y la directora. El año pasado publicó un artículo en una revista del gobierno que sostenía que “las ciencias sociales y humanidades” no le aportan a la Patria “bienes y servicios” y que los académicos “defienden sus prerrogativas pero aportan muy poco a la sociedad y se resisten al cambio”.

El Supremo también piensa (es un decir) que, al igual que el CIDE, “se derechizó la UNAM” pues tampoco “dijeron nada del saqueo”, y la retó a buscar libros y ensayos que lo desdijesen. Luego, igual que con los del CIDE, acusó a “todos los intelectuales y académicos” de la UNAM de haber sido “coptados” por Salinas de Gortari y de ser conservadores.

De ahí la pregunta: ¿la UNAM deberá prepararse para ser sumariamente desderechizada, como lo está siendo el CIDE?

Dudo que haya sido casualidad que la semana pasada, en julioastillero.com, el periodista de ese nombre entrevistase a John Ackerman, quien procedió a repetir las ideas de El Supremo sobre la derechización de la academia y acusó a los estudiantes del CIDE de dejarse manipular por “figuras vociferantes” que “hacen un gran escándalo” para “golpear a Álvarez-Buylla, a la 4T y a López Obrador”.

El periodista preguntó luego si la UNAM no requiere también de “mayor participación política”, “eliminación de mafias”, etc. Ackerman (que se anuncia como consejero del presidente) respondió que la UNAM necesita “una comunidad más activa y participativa”, una que por medio del “debate público” le quite a la Junta de Gobierno, que es antidemocrática, la elección del rector, o rectora. Y como ni AMLO ni la 4T intervendrán en el proceso “porque son respetuosos de la autonomía”, la UNAM “va a festejar un gran momento de libertad” en 2023.

Y entonces el periodista le preguntó si una candidata a la rectoría “puede ser Irma Eréndira Sandoval”. Y el consejero respondió: “Estás hablando de cosas muy cercanas al corazón de mi esposa”, pero no, no, “no he escuchado que ella esté lanzándose, ni tiene interés en ese cargo” y además “no son tiempos…” No son tiempos, no, no, no. ¿Por qué habrá hecho esas preguntas un periodista tan cuidadoso? Misterio.

Por lo que a él toca, dijo Ackerman, lo que él hace en la UNAM es poner “mi parte para que avance la transformación de México”.

Google News

TEMAS RELACIONADOS