Este 3 de noviembre, se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Estados Unidos, nuestro principal socio comercial y país con quien compartimos 3 mil 169 kilómetros de frontera. Junto con los candidatos Joe Biden y Donald Trump, cinco estados llevaron a la boleta la legalización del cannabis. Nueva Jersey, Arizona, Montana y Dakota del Sur aprobaron el uso recreativo, el último estado de esta lista y Misisipi legalizaron el uso medicinal.
Con esto, 1 de cada 3 ciudadanos estadounidenses viven en un territorio donde el cannabis recreativo es legal, es decir, hay 93 millones de ciudadanos estadounidenses que pueden acceder a cannabis a través de dispensarios legales que generan empleos y pagan impuestos, que son parte de la economía formal que contribuye al crecimiento de un país.
En esta ronda electoral todas las iniciativas relativas al cannabis se aprobaron. Ahora, un total 15 estados de la unión americana permiten el consumo recreativo y 35 permiten el uso medicinal del cannabis. Se calcula que, a nivel nacional, la legalización federal del cannabis en Estados Unidos tiene un 61% de aceptación entre el público, en lugares como Misisipi las iniciativas para legalizar esta planta obtuvieron 68% de votos a favor.
Aunque la mayor densidad poblacional está en Nueva Jersey y Arizona, las victorias en Dakota del Sur, Montana y Mississippi son significativas pues son estados de voto republicano, por lo que la aprobación en estos territorios también representa el cambio de perspectiva de este grupo político sobre el cannabis.
Los resultados de la contienda presidencial que terminaron favoreciendo a Joe Biden sobre Donald Trump fueron muy cerrados, pero la tendencia en las boletas sobre el cannabis es clara y a favor de la legalización, aunque esto puede no verse reflejado en la administración del futuro presidente de Estados Unidos. Biden tiene una postura conservadora sobre el cannabis, se ha manifestado a favor de la despenalización, pero no está convencido de una legalización a nivel nacional.
Este es un paso importante en materia penal, pues la criminalización del consumo de sustancias ha llevado históricamente a la opresión sistemática de minorías vulnerables, la sobrepoblación de cárceles y la sobrecarga de trabajo de jueces, policías y otros entres procuradores de justicia.
Lejos de ofrecer un camino hacia la rehabilitación, la criminalización de los usuarios de drogas se convertía en una exposición a ambientes en los que cohabitan con personas acusadas de delitos graves.
Todo cambio que Estados Unidos realice a sus regulaciones y leyes impacta directamente en lo que sucede en México por la estrecha relación comercial entre ambos países. Por eso, hoy más que nunca es prioritario aprobar en México una legislación que promueva la participación en el mercado internacional y las reglas necesarias para estudiar la planta en instituciones de educación y centros de investigación.