En los últimos años, los cannabinoides han captado la atención tanto de la comunidad científica como del público en general. Entre ellos, el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD) han sido los más estudiados y populares. Sin embargo, un cannabinoide menos conocido, el cannabigerol (CBG), ha comenzado a destacar gracias a un reciente estudio clínico que revela sus prometedores efectos terapéuticos; cabe destacar que en varios estudios preclínicos ya había mostrado sus efectos en ansiedad y depresión. Además, el CBG ha demostrado potencial en diversas aplicaciones médicas, como propiedades antiinflamatorias, antibacterianas y neuroprotectoras. Se ha investigado su uso en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson y el Alzheimer, así como su capacidad para inhibir el crecimiento de células cancerígenas. También se ha estudiado su efecto beneficioso en enfermedades inflamatorias del intestino, como la colitis, y en la reducción de la presión intraocular, lo que lo convierte en un posible tratamiento para el glaucoma.
Recientemente investigadores de la Universidad Estatal de Washington (WSU) y la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) han llevado a cabo el primer ensayo clínico en humanos que demuestra que el CBG no solo reduce significativamente la ansiedad y el estrés, sino que también mejora la memoria. Este hallazgo, publicado en la revista Scientific Reports, podría transformar nuestra comprensión de los cannabinoides y su aplicación en la medicina.
El estudio, realizado con 34 adultos sanos en un ensayo de campo doble ciego controlado con placebo, mostró que el CBG provocó una reducción promedio del 26.5% en los sentimientos de ansiedad, junto con mejoras en la memoria verbal. Los participantes recibieron 20 mg de CBG derivado del cáñamo o un placebo, y fueron evaluados en cuanto a ansiedad, estrés, estado de ánimo y memoria antes y después de la administración del cannabinoide.
La autora principal del estudio, Carrie Cuttler, profesora adjunta de psicología en la WSU, destacó la sorpresa del equipo ante los resultados, señalando que el descubrimiento de que el CBG mejoraba significativamente la memoria fue impactante y completamente inesperado. Cuttler mencionó que, debido a su asombro, verificó tres veces la dirección y el resultado para asegurarse de su precisión. Este hallazgo sugiere que la reducción de la ansiedad podría estar relacionada con una mejora en la función cognitiva, dado que las personas tienden a desempeñarse mejor cognitivamente cuando se sienten menos estresadas.
Es importante señalar que estos resultados, aunque prometedores, son preliminares. Cuttler y su equipo subrayan la necesidad de replicar estos hallazgos en futuros estudios para confirmar la eficacia del CBG y comprender mejor sus mecanismos de acción. Están en espera de aprobación para realizar un ensayo clínico de seguimiento en un entorno de laboratorio que les permita evaluar también los efectos fisiológicos del CBG, como su impacto en la presión arterial, la frecuencia cardíaca y los niveles de cortisol.
El creciente interés en el CBG y otros cannabinoides menores refleja una tendencia más amplia en la investigación del cannabis, que busca descubrir compuestos con potencial terapéutico sin los efectos intoxicantes del THC. Estos estudios no solo ayudan a informar a los consumidores, sino que también proporcionan una base científica que puede guiar futuras investigaciones y aplicaciones médicas.
No obstante, es importante abordar estos hallazgos con cautela. Aunque el CBG muestra un potencial significativo, es fundamental continuar investigando para asegurarnos de su seguridad y eficacia. Como con cualquier nuevo tratamiento, la evidencia robusta y replicable es esencial antes de que se pueda considerar su uso generalizado.
El CBG constituye una prometedora área de estudio en el ámbito de los cannabinoides. Sus efectos beneficiosos sobre la ansiedad y la memoria podrían ofrecer nuevas opciones para el tratamiento de estos problemas, pero debemos avanzar con rigor científico y prudencia. La ciencia del cannabis está en constante evolución, y el CBG podría ser una pieza clave en este complejo rompecabezas terapéutico.