El consumo de cannabis sigue siendo un tema de intensa discusión en la política de salud pública, especialmente cuando hay nuevos hallazgos, como el publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA). Según un estudio de la American Medical Association (AMA), aunque la mayoría de los consumidores utilizan cannabis para tratar problemas de salud, muy pocos la denominan "médica o medicinal". El artículo plantea preguntas críticas sobre cómo debemos abordar y regular el uso del cannabis en nuestra sociedad.

El estudio, que analizó las respuestas de una encuesta a más de 175,000 personas, revela que el binario típico de "médico" versus "recreativo" no capta adecuadamente las razones por las cuales las personas consumen cannabis. A pesar de que el 76.1% de los encuestados reportaron usar cannabis para controlar síntomas de salud como dolor, estrés y problemas de sueño, solo el 15.6% lo consideró un uso estrictamente médico. Esta discrepancia sugiere una desconexión entre la percepción del uso del cannabis y las categorías legales y médicas actuales.

Estos hallazgos tienen implicaciones significativas para la práctica médica y la política pública. Los médicos deben reevaluar cómo preguntan a los pacientes sobre el uso de cannabis. En lugar de enfocarse en la autoidentificación del paciente como consumidor de cannabis médico o recreativo, es más útil indagar sobre los síntomas específicos que buscan tratar. Este enfoque podría mejorar la comprensión del consumo de cannabis y ayudar a identificar riesgos potenciales, como el trastorno por consumo de cannabis (CUD).

El estudio también destaca un problema preocupante: más de un tercio de los consumidores de cannabis autoinformados están en riesgo moderado a alto de desarrollar CUD. Esta estadística debería ser un llamado a la acción para los sistemas de salud y los responsables de formular políticas. Implementar

exámenes de rutina para todos los pacientes de atención primaria sobre el uso de cannabis y sus motivos puede ser una estrategia crucial para prevenir problemas de salud más graves relacionados con el cannabis.

Además, la legislación sobre el cannabis sigue siendo un mosaico en evolución. Aunque muchas leyes estatales en Estados Unidos aún mantienen una clara distinción entre el uso médico y recreativo, algunas jurisdicciones están comenzando a reconocer la necesidad de un enfoque más flexible. Por ejemplo, Delaware ha ampliado su programa de cannabis medicinal para permitir que los pacientes mayores de 65 años autocertifiquen su necesidad de cannabis medicinal sin requerir una recomendación médica específica. Este tipo de reforma refleja una comprensión más matizada de por qué y cómo las personas utilizan el cannabis.

Es esencial que las políticas de cannabis evolucionen para reflejar la realidad del consumo. La evidencia reciente sugiere que la adopción de leyes de cannabis recreativa no ha llevado a un aumento en el consumo entre los jóvenes, contrariamente a lo que muchos temían. De hecho, en algunos casos, estas reformas han sido asociadas con una disminución en el consumo de cannabis, alcohol y productos de vapeo entre los jóvenes.

La regulación del cannabis debe avanzar de manera que se centre en la salud pública y el bienestar de los consumidores. Esto incluye una supervisión regulatoria más estricta de los productos de cannabis y una mayor inversión en educación y prevención de riesgos. A medida que más estados y países consideran la legalización, es vital aprender de la experiencia acumulada y adaptar nuestras políticas para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos asociados con el consumo de cannabis.

En México, sucede lo mismo: se identifica más el uso recreativo del cannabis sin resaltar que también tiene profundas raíces en el uso medicinal, especialmente entre los pueblos con usos y costumbres o donde aún se utiliza la medicina tradicional. Estas prácticas ancestrales reconocen el valor terapéutico del cannabis para tratar una variedad de dolencias, desde el dolor

crónico hasta trastornos del sueño y el estrés. Además, un gran numero de personas con padecimientos crónicos también recurren al cannabis como una alternativa a los tratamientos convencionales, buscando alivio en sus propiedades medicinales. Este fenómeno resalta la necesidad de una regulación que contemple y respete estas prácticas tradicionales, al tiempo que proporciona un marco legal y seguro para el uso medicinal del cannabis en todo el país.

Finalmente, la discusión sobre el cannabis debe trascender el binario médico-recreativo y enfocarse en las razones subyacentes del consumo y los riesgos asociados. Los hallazgos del estudio de la AMA subrayan la necesidad de una política de salud pública informada y equilibrada que apoye a los consumidores, proteja su salud y responda a la realidad del uso de cannabis en la sociedad contemporánea. ANICANN siempre ha resaltado que no puede haber legalización sin una política de prevención. La integración de estas consideraciones en la práctica médica y la legislación puede proporcionar un camino hacia una regulación más efectiva y compasiva del cannabis.

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