Los datos más recientes sobre el comportamiento de la economía estadounidense indican que las dificultades económicas se mantienen, con daños mayores en algunas actividades productivas y pérdida de empleos aumentando nuevamente.
Todo sucede a la vez que se incrementan los casos de contagios y decesos por el Covid-19 , revelando que en semanas recientes la pandemia cobró fuerza. Existe una situación similar en otros países de Europa, en el resto del continente americano y en varios países de África y de Asia, destacadamente India y Rusia con un aumento importante en las personas contagiadas y el número de decesos.
En estas semanas lo común en muchos países son las difíciles condiciones para que los sistemas de salud puedan contender con la enfermedad. El inicio de la vacunación no modifica en lo inmediato el cuadro en materia de salud y menos en la economía.
Además, se revelan las enormes dificultades para alcanzar a cubrir a segmentos significativos de la población, como para considerar que se está controlando la pandemia. Los datos sobre la distribución de la vacuna son hasta la fecha consistentes con las relaciones altamente jerarquizadas que definen a la economía y sociedad mundial, dejando claro que el proceso está sujeto a las reglas del mercado, que como otros mercados es altamente oligopólico.
En Estados Unidos, no obstante, los recursos gubernamentales puestos a disposición de varias compañías farmacéuticas y de investigación en el rubro de los medicamentos no se observa un avance organizado y significativo en el proceso de vacunación.
El nuevo gobierno reconoce que no se contaba con un plan de vacunación, como tampoco se habían tomado medidas suficientes para enfrentar la crisis. En lo inmediato se han anunciado medidas para hacer llegar nuevamente recursos a diversos grupos de la población estadounidense.
Se amplía la cobertura del seguro de desempleo, se congelan hasta septiembre los pagos de los préstamos estudiantiles y se prohíben desalojos de viviendas por deudas vencidas y se congelan las ejecuciones hipotecarias hasta por lo menos el 31 de marzo. En gran parte se extienden las medidas ejecutadas a lo largo del año anterior y, en otros casos, se incrementan los recursos para apoyar a sectores de la población.
Son acciones para paliar las enormes dificultades de amplios grupos de la población estadounidense que, por sí mismas, no constituyen un fuerte impulso al crecimiento y menos aún modifican el desempeño que hasta comienzos del año pasado tenía la economía de ese país. Es considerando estas acciones que, según estimaciones de la OCDE de diciembre pasado, la economía de Estados Unidos tuvo una caída en el PIB en 2020 de 3.7%. Hace pocos días, el Banco Mundial estimó una reducción de 3.6% del PIB de EU.
El lado opuesto de la historia es el comportamiento de los mercados bursátiles, con incrementos sostenidos desde hace meses, alcanzando sistemáticamente máximos. En estos días los índices representativos de los mercados bursátiles en Estados Unidos siguieron registrando incrementos, con mercados financieros al alza fuertemente sostenidos por las decisiones de la Reserva Federal (Fed).
Se mantiene por tiempo indefinido la política de tasas de interés de referencia cercanas a cero por ciento. Igualmente, continúa el programa de compra de activos por la Fed. El banco central de Estados Unidos está adquiriendo todo tipo de títulos de deuda que están en los mercados financieros, manteniendo su operación y en tanto tal sus condiciones de rentabilidad. Es una actividad que realiza desde los meses inmediato-posteriores a la crisis financiera internacional de 2007-2008.
En 2019 reactivó el programa, que se reforzó a finales de marzo del año pasado cuando los mercados bursátiles atravesaron por una fuerte caída. En septiembre de 2019 el balance de la Fed arrojaba una cifra de 3.8 billones de dólares. Al 20 de enero de 2021 la cifra es de 7.4 billones de dólares.
El conjunto de acciones en el espacio de los mercados financieros no ha resultado en un crecimiento sostenido de la economía en Estados Unidos. Es una situación semejante a la que se observa en Europa y en Japón.
Además, el crecimiento de las ganancias financieras se corresponde con la notable concentración del ingreso y de la riqueza, que incluso está avanzando en los meses recientes. Lo que se está realizando para apoyar a familias y pequeños negocios, como lo ejecutado en materia de estímulos fiscales en los inicios de la administración de Obama, tampoco permite modificar el estado de cosas. Hoy, como en 2008-2009, no se está ante una desaceleración en el crecimiento de la economía.
Hay una profunda crisis con determinantes estructurales significativos. Tan sólo gestionar los cambios producto del tránsito de una economía de las manufacturas a otra con base en servicios de nuevo tipo implica llevar adelante un conjunto de acciones que no pueden ser dejadas al mercado. Pero también recuperar los ingresos de amplios sectores de la población es otra tarea impostergable, así como gestionar los cambios en la organización de las economías para hacer compatible su desempeño con el medio ambiente, enfrentando el cambio climático y creando una nueva matriz energética.
Todo ello es el universo por considerar para enfrentar la crisis, y en ese empeño es que debe estar presente Estados Unidos.
Twitter: @GregorioVidalB