La epidemia de Covid-19 está modificando la situación social y económica en el país, como sucede con el resto de los países en los cinco continentes. El grado en que se afectarán las relaciones sociales y la economía no es estimable a la fecha y en gran parte dependerá de cómo en se enfrente la enfermedad. La economía del país no registró crecimiento en el año anterior y la inversión tiene un débil comportamiento desde antes. Más grave es que 56% de los ocupados laboran en condiciones de informalidad, como un signo más de un país con una profunda desigualdad social mantenida desde hace lustros. Una de las características de la desigualdad social es la existencia de múltiples instituciones de salud que son portadoras ellas mismas de la desigualdad.

Es a partir de circunstancias como las señaladas que debe enfrentarse la epidemia. El objetivo es lograr el menor crecimiento posible en el número de contagios , para lograr la atención hospitalaria pertinente de aquellos la necesiten. Ello implica que la epidemia permanezca por cierto tiempo en el país, pero se cuente con mejores medios para derrotarla. Un escenario diferente no permite atender adecuadamente en los hospitales del país a los enfermos. Pero también implica un daño mayor a la economía en tanto se multiplicarían las instituciones, organizaciones, empresas y espacios en los que las actividades tendrían dificultades para ser llevadas a cabo.

El propio sistema de salud tendría problemas para realizar sus tareas al avanzar en poco tiempo el número de contagios. Por ello, el método para alcanzar este objetivo es también pertinente desde el punto de vista de la economía y, más aún, desde el terreno de las relaciones sociales y la necesaria cohesión que debe existir para enfrentar la epidemia.

Como destaco líneas antes, el escenario incluye una profunda desigualdad. Frente a esta debe examinarse el gasto y la inversión pública. El punto de partida es reconocer que para contar con un crecimiento sostenido y con más desarrollo, el tamaño del gasto y de la inversión pública debe ser mayor, incluso como proporción del PIB . En lo inmediato, el combate a la epidemia hace patente contar con un sistema universal de salud. Las medidas que se tomen para combatir la epidemia deben ser parte del objetivo de avanzar hacia ese sistema universal. También se observa imprescindible realizar inversiones sostenidas para lograr dotar a toda la población de agua potable.

En materia de comunicaciones , teniendo en cuenta el recurso a los medios informáticos de comunicación, es imprescindible realizar las inversiones para lograr el objetivo de cubrir el total del territorio del país, pero también examinar bajo qué condiciones es viable que la mayor parte de la población utilice estos medios de comunicación. Igualmente, la carencia de equipos médicos y de los medios para producir pruebas y otros instrumentos para enfrentar diversas enfermedades obliga a dar continuidad a las investigaciones en estas materias y, en su caso, incentivar la producción en estas materias. Son algunos ejemplos de la conducción de la inversión pública a realizar en lo inmediato, que vincula el combate a la epidemia con la recuperación del crecimiento económico y el desarrollo. Son acciones que abren camino a la inversión privada y, con ello, fortalecen la economía y el empleo.

También es imprescindible generar un programa de emergencia para apoyar a los ocupados en el amplio y complejo universo de la informalidad laboral. El mecanismo debe permitir su identificación y registro como parte de la creación de un sistema nacional de los ocupados en el país que hacia delante se considere en la creación de un sistema nacional de empleo. En esa dirección debe avanzarse con celeridad a realizar las modificaciones legales para eliminar la falsa subcontratación, a la vez que se generan los medios para erradicar de estas actividades el trabajo informal. Son tareas que contribuyen a la recuperación del crecimiento y a la construcción del desarrollo.

En la definición de lo prioritario en materia de finanzas públicas, la seguridad alimentaria es un componente, como el manejo sostenible de los recursos naturales. En este ámbito, el recurso de la banca de desarrollo y sus capacidades financieras es un aspecto a contemplar. Por cierto, en el impulso al crecimiento, la utilización del crédito en moneda nacional es un acompañante necesario. La banca de desarrollo tiene un papel destacado, colocando deuda en pesos que puede vincularse con la gestión de los sistemas de ahorro para el retiro, generando un circuito positivo de financiamiento en pesos.

El manejo sustentable de los recursos naturales implica avanzar en la modificación del patrón energético del país. Hay que realizar inversiones para contar con energías de fuentes renovables, procurando cada vez más un uso del petróleo para otros fines industriales. Por ello, es imprescindible fortalecer la industria petrolera en el país, alcanzando lo más pronto posible capacidad para mover con medios propios el transporte, a la vez que se multiplican los procesos de refinación y de uso industrial extendido del petróleo, reduciéndose las exportaciones de crudo. Es un paso necesario para modificar las condiciones de financiamiento de las finanzas públicas y del conjunto de la economía del país.

Departamento de Economía, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa
Twitter: @GregorioVidalB

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