El comercio entre países requiere de dos elementos básicos, un medio cierto de hacer llegar las mercaderías de un lugar a otro, o desde dónde se producen a dónde se consumen, y un medio de pago para las transacciones económicas relacionadas.

El vendedor requiere certeza en el pago por su trabajo y productos, y el comprador también requiere certeza de la entrega y el valor de los bienes o servicios adquiridos.

En un mundo ideal, reza la teoría de precios según los economistas, la fijación de precios estará sujeta a la oferta y demanda para cada mercancía o servicio. Desgraciadamente, las transacciones no ocurren en un solo mercado, ni en el mismo momento, ni en condiciones ideales. Esto complica la fijación de precios.

El criterio de oportunidad y satisfacción de una necesidad, juegan un papel fundamental en esto, y en un mercado tan grande como “todo el mundo”, es complicado satisfacer un mercado específico, con un producto o servicio determinado, en un momento dado del tiempo. Lo cual, termina por crear barreras a dicho mercado.

De la misma manera, las demás variables económicas interactúan para el sano desarrollo del comercio.

Posteriormente a encontrar los mecanismos para solucionar esta problemática, lo que enfrentamos en el este proceso de “asignación” o “determinación” del precio de mercado, es a través de qué medio sé expresará dicho precio.

Hoy en día, es el dólar, o moneda de curso legal en los EUA, el cual funge como el referente para casi todas las transacciones internacionales. Pero no siempre fue así, ni tiene porque serlo en el futuro.

En general, un método de pago o moneda debe cumplir 3 preceptos para que sea considerada como tal por los mercados (oferentes y demandantes).

Debe ser un medio certero para facilitar el intercambio de bienes y servicios, o que sea fácilmente aceptado por todos; debe servir como medida contable, y debe ser capaz de preservar su valor a través del tiempo; bueno, al menos en el corto y mediano plazo.

Como podrán ya deducir, el dólar de los EUA y muchas monedas emitidas por bancos centrales en varios países del mundo cumplen estos 3 preceptos en buena medida.

Claro que hay otros casos que no lo cumplen y NO son consideradas monedas confiables, o son monedas con muy baja transaccionalidad, por ejemplo, el Bolívar Venezolano.

Pero ¿qué respalda al dólar de EUA? ¿Por qué es el referente transaccional a nivel mundial? Y la respuesta a estas interrogantes descansa en la historia y los acontecimientos económicos y políticos de los últimos 100 años.

El que EUA estuviera en el bando ganador en las dos guerras mundiales del siglo pasado, y el apoyo que brindó a Europa después de la Segunda Guerra Mundial, fueron decisivos para configurar dicha predominancia.

También el hecho de que buena parte de siglo pasado el dólar de EUA estuvo respaldado en el oro depositado en “Fort Knox”.

Sin embargo, y luego de variaciones importantes en el valor propio del oro a nivel mundial, así como la “duda” de muchos países del mundo en que EUA estuviera respetando la emisión de moneda conforme a la tenencia de oro, o sea que EUA emitía moneda sin un respaldo relativo de oro, el presidente Richard Nixon optó por desvincular al dólar del oro en 1971.

Es ahí donde el dólar se convirtió en una moneda fiduciaria y la Reserva Federal respaldaba su fuerza y valor.

Moneda fiduciaria signifique que su respaldo es solo la confianza del público en que el gobierno responderá con el valor respectivo de dicha moneda.

El dólar de los EUA sigue siendo hoy un referente a nivel mundial, aunque ha habido intentos por cambiarlo a través de otras monedas como el Euro, sin lograr hacer mucho al respecto.

Al final del día si se requiere una moneda fiduciaria reconocida por el mundo para hacer dichas transacciones, pero que no esté sujeta a las políticas públicas de un país en específico. Vemos hoy como los masivos rescates y paquetes económicos de incentivos que está inyectando EUA a su economía, pueden tener efectos “no deseados” en el valor del dólar y los activos físicos y financieros ligados a él en el futuro cercano. Lo cual puede afectar las transacciones internacionales y el comercio.

¿Las criptomonedas pudieran ser una opción a este dilema? La verdad no estoy muy seguro de eso, pero, sin ser un experto, lo que he podido evaluar de las criptomonedas, sobre todo del Bitcoin, es que no cumple con los 3 preceptos mencionados ya.

Pues si bien pueden ser aceptadas por la sociedad, su gran variación en su valor no ayuda a los asientos contables ni a la fijación de precios de las mercaderías. En ese sentido, estas criptomonedas se parecen más a un “commodity” que, a una moneda como el oro.

Sin embrago, si puedo resaltar el magnífico uso de las matemáticas y los algoritmos de encriptación, como fundamentales en una futura moneda mundial. También, la facilidad de transaccionar con ellas por medios electrónicos y de forma instantánea, son elementos clave en la facilitación del comercio global.

Llevamos varios años pensando, hablando y discutiendo sobre el cómo cambiar el sistema bancario emanado de la reunión de Breton Woods en 1944.

Pero a la fecha, las bases del sistema de pagos internacionales no han cambiado mucho, excepto por algunas nuevas normas y las herramientas electrónicas y el software, claro.

China está ya experimentando con una moneda virtual, y pregona que puede ser utilizado como medio de pago para todos aquellos que compran productos chinos. Estaremos en el inicio de un nuevo orden mundial en el sistema de pagos internacional, o será solo un intento más por mejorar el mismo sistema caduco.

Consultor en Comercio Internacional e Inversión Extranjera
gc@nais.mx
gcanales33@hotmail.com

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