Estas dos semanas, se llevarán a cabo la Solheim y Ryder Cups, que dividen al mundo del golf. Campeonatos bianuales por equipos, testigos de momentos históricos, en un formato que no se ve mucho a nivel profesional. Una lástima, porque brindan emociones diferentes en los propios jugadores y aficionados.

En la Solheim Cup, Estados Unidos y Europa envían a sus mejores golfistas para enfrentarse por mantener la hegemonía en la rama femenil. Este fin de semana, se realizará en la Finca Cortesin de Andalucía, España, con el conjunto del viejo continente al acecho de su tercera victoria de manera consecutiva, algo inédito en la historia.

La Ryder Cup –a jugarse la próxima semana en Roma– tiene el mismo formato, pero en la rama varonil, y en cuatro años celebrará su centenario.

Este tipo de eventos son muy tradicionales en categorías juveniles y colegiales, que sacan lo mejor del futuro del golf, aunque es una pena no verlos con más frecuencia en el profesionalismo. La President’s Cup –entre Estados Unidos y el resto del mundo– también se disputa cada dos años, pero la jerarquía norteamericana le baja mucho las emociones, en comparación con la Ryder.

El PGA Tour está casado con el clásico formato stroke-play de 72 hoyos. Hace unos meses, en este mismo espacio, abogamos por la permanencia del torneo Match-Play de Austin, que formó parte de los World Golf Championships, y que este año vivió su última edición. Este formato divide a los jugadores en duelos directos por hoyo, bajo un esquema de eliminación.

Es muy complicado que la gira albergue un formato por equipos parecido a la Ryder Cup. El LIV Golf, el polémico circuito saudí, incorporó los equipos dentro de su reglamento de competencia; sin embargo, sólo un evento –el último– involucra encuentros por equipos.

El formato por conjunto le da un aderezo extra a los eventos, sobre todo si eres aficionado a deportes como futbol, futbol americano, beisbol y basquetbol. Uno se identifica y apoya a cada representante que defiende su escudo.

Durante los dos primeros días de acción, se enfrentan en modalidad de pareja Fourballs (cuatro bolas), que consiste en que cada golfista juega con su propia bola y se apunta el mejor resultado, y Foursome (golpe alterno), en el cual se define desde el comienzo quién arranca en los hoyos pares y quién en los impares, y se alternan los impactos hasta finalizar la bandera.

En el día final, el capitán o capitana, define los representantes para los 12 enfrentamientos individuales estilo Match Play. Cada duelo ganado cuenta como un punto y en los empates se otorga media unidad a cada equipo.

Grandes momentos nos han regalado estos torneos, una experiencia que poco se disfruta en el golf profesional y debería verse más en este nivel. Si no, arma con tus amigos tu propia Copa y diviértanse en equipo.

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