El PGA Championship preparó al Oak Hills Country Club de la mejor manera posible para hacer sufrir a las estrellas internacionales del golf profesional, y la fecha en el calendario lo hará todavía más complicado.

El campo diseñado por Donald Ross, al norte de Nueva York, ha sido sede de tres ediciones de este Major, otras tres del US Open y una de la Ryder Cup. Después de pasar por un largo proceso de remodelación, a partir de hoy —en la primera ronda del torneo— presentará múltiples desafíos.

“Está muy agresivo”, lo etiquetó el mexicano Abraham Ancer, quien acumula dos Top 10 consecutivos en este evento. “Hay que sacrificar la distancia desde la salida del tee, para no salirte del fairway, porque estará muy complicado”.

Ha pasado una década desde que el Oak Hills albergó al PGA Championship. Desde entonces, se han cortado miles de árboles de roble, para recuperar pendientes y alargar las distancias, reportó el PGA Tour.

Para todavía complicar más a los jugadores, el césped largo se dejó crecer y engrosar; caer en las trampas traerá consecuencias y los greens estarán como piso de concreto.

Scottie Scheffler, segundo lugar en el ranking mundial, no fue directo cuando se le preguntó acerca del campo: “Está muy difícil”.

Para empeorar la experiencia del golfista, la primavera no ha calentado el norte de Nueva York. Se anticipan temperaturas menores a 10 grados centígrados y no más de 20 durante el fin de semana; existe una alerta por helada e, incluso, se pronostica lluvia para el sábado.

Durante estos días de práctica, los profesionales han sido vistos con muchas prendas de ropa, puestas o guardadas en la bolsa, practicando muchísimo sobre la arena de las trampas y ajustando las líneas en sus salidas. Algunos deberán cambiar sus estrategias de cada fin de semana.

Todo esto es justo a lo que aspiran los organizadores de un Major, que no quieren ver a las estrellas “comerse” su sede... Todo lo contrario.

Si las tarjetas presentan números altos en cantidad de golpes, le traerá prestigio al evento. Para ellos, el espectáculo está en que los golfistas batallen en cada hoyo que disputen, generar tensión, emparejar las situaciones y hacerle ver al aficionado lo complicado que puede llegar a ser el golf.

El PGA Championship siempre pasa desapercibido, pero la sede de este año le ayudará a mantener la disputa en el tablero, que tendrá muchísimo movimiento entre el liderato durante los cuatro días de competencia.

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