La edición de este año del Masters de Augusta tuvo absolutamente de todo: Un campeón que llegó en gran momento, Tiger Woods empató un récord más, jugadores longevos en la contienda, jóvenes amateurs en grupos finales y hasta árboles caídos.
El grupo final le dio un toque más a la rivalidad entre el PGA Tour y LIV Golf, sobre todo para los que buscan riña en redes sociales, con Jon Rahm y Brooks Koepka, estrellas de cada uno de los circuitos.
En el campo, se notaban las ganas y el hambre de los aficionados por estar presentes. A pesar de que el año pasado contó con mucho mejor clima y con el regreso de Tiger después del terrible accidente, me atrevo a decir que este fin de semana sentí más de tránsito en las calles y aficionados sobre el campo. Durante estos días que pasé en Augusta, escuché todo tipo de acentos e idiomas.
Esto también se reflejó en los ratings. Según números de CBS, la cadena que tiene los derechos para Estados Unidos, se incrementó 19% en comparación con 2022. En total, fueron 16 millones 251 mil espectadores los que encendieron su televisor para ver los últimos hoyos de la ronda tres, que se jugó el domingo en la mañana, así como los 18 finales por la tarde.
El pico fue durante los últimos 15 minutos del evento, momento en el cual Rahm terminaba su ronda e iba en camino a conseguir su segundo Major y primer saco verde.
El rating superó, incluso, la ronda final de 2019, cuando el histórico Tiger Woods vino de atrás para conseguir su quinto campeonato, en uno de los regresos más impresionantes de este deporte. Vale la pena recordar que ese domingo, por cuestiones climatológicas, se tuvieron que adelantar la salidas y el torneo no terminó en horario estelar.
Algunos puntos que le jugaron a su favor a este Masters fue que se disputara en Domingo de Pascua, con todo el mundo de vacaciones, en casa; además de la tremenda ronda final de 65 golpes por parte de uno de los favoritos de la gente, Phil Mickelson, que lo empujó hasta la segunda posición, y el ya mencionado grupo final, entre Rahm y Koepka.
Brooks fue uno de los principales protagonistas de Full Swing, la serie documental de Netflix que ha sido bastante popular entre golfistas y no golfistas.
Curioso que, a pesar de que Tiger ya se había retirado del torneo por lesión o que Rory McIlroy quedó fuera del corte, los ratings se mantuvieran a ese nivel.
El golf profesional se encuentra en un gran momento y todo indica que así seguirá por varios años.