Pese a lo que se diga, no hubo mayores problemas con el arbitraje en esta final.

Eso sí, los silbantes demostraron lo que hicieron durante todo el torneo: la falta de oficio, inteligencia y capacidad, porque había dicho que agregaría cinco minutos y al final alargó mucho tras la pelea entre los jugadores, pero debió terminarlo, porque ya había pasado mucho tiempo.

En la ida, Fernando Guerrero se hizo el “guapo” al no sacar ni una amarilla, porque es muy distinto no mostrar alguna tarjeta a no querer amonestar, y él no quiso hacerlo, pese a que dos o tres jugadores merecían que así lo hiciera. Y eso deja mucho qué desear, la verdad.

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Está bien que les digan que no amonesten, pase lo que pase, pero sí hubo dos o tres jugadas muy claras en las que debieron darse tarjetas amarillas, y es exactamente lo que pasó durante esta final que vivimos.

Pero no podemos negar que Cruz Azul sale campeón sin algún problema en el tema del arbitraje en términos generales.

Eso sí, los silbantes dejaron mucho qué desear durante todo el torneo. Ojalá se empiecen a preparar y ya tengan esa conciencia de la responsabilidad que conlleva dirigir en una Liga como la mexicana.

 
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