Hace 5 años, los estados miembros de las Naciones Unidas aprobaron la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible; allí consideraron la erradicación del hambre y todas las formas de malnutrición (Objetivo #2) como fundamental para un mundo más seguro, justo y pacífico. Y hace 4 décadas, la FAO estableció el 16 de octubre como el Día Mundial de la Alimentación, con el fin de visibilizar el problema alimentario mundial y unirnos para alcanzar la meta “Hambre Cero”.

La pandemia por COVID-19 acentuó este desafío y nos enfrentó a la posibilidad de una crisis alimentaria, por la dificultad para producir y conseguir comida. De hecho, uno de los estragos que podría dejar esta emergencia sanitaria será el de sumar, entre 83 y 132 millones de personas con hambre, a los casi 690 millones que existen actualmente; una cifra que supera la del año 2019 por 10 millones, lo cual ya es muy alarmante per se.

Ahora bien, según estimaciones de la ONU, la población del planeta podría alcanzar un total de 8,600 millones de personas en el año 2030. Para encarar esta situación, debemos lograr que los sistemas agrícolas se adapten a los efectos del cambio climático y se mantengan productivos. En pocas palabras, debemos producir más alimentos, en la misma superficie de tierra cultivable, y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales.

Este año, el lema que la FAO definió para su fecha es: “Cultivar, nutrir, preservar. Juntos”. Esta formulación nos urge a reflexionar sobre la importancia de la fertilización en el campo. Contar con suelos sanos, que tengan los nutrientes necesarios para obtener cultivos de mejor calidad, es indispensable para el futuro de la producción de alimentos. Sin un suelo sano, no podemos cumplir con la tarea de nutrir y preservar.

Hoy tenemos tantos retos que es difícil saber por dónde empezar. Todo es urgente y los recursos son cada vez más escasos. La pregunta es: ¿qué podemos hacer de forma inmediata? Sobre la alimentación, y otros problemas, aplica muy bien la frase que dice: “todo el mundo pensaba que alguien debía hacerlo, pero alguien creía que era responsabilidad de todo el mundo”. Sin lugar a duda, garantizar la seguridad alimentaria es responsabilidad de todos.

La buena noticia es que existe al menos una respuesta para cada reto. Por ejemplo, ya existen tecnologías que permiten producir más con menos; soluciones de nutrición vegetal que cuidan el ambiente, y desde luego, impulsan el desarrollo del agro. Es importante recordar que los cultivos y las personas necesitan nutrientes, que en gran medida provienen de los fertilizantes minerales.

Actualmente, la mayoría de los productores mexicanos utiliza productos convencionales como la urea; sin embargo, existen fertilizantes más eficientes. En realidad, las plantas prefieren los nitratos, ya que los absorben con mayor facilidad y mucho más rápido; asimismo, los transforman en cultivos sanos y cosechas con altos rendimientos y de mejor calidad.

Por eso, es clave generar conciencia entre los agricultores sobre la importancia de una nutrición de cultivos balanceada, con la fuente correcta, en la dosis, momento y lugar exactos. Esto solo se puede lograr con la articulación del Gobierno, la industria de alimentos, los gremios y las empresas de agro insumos, para compartir conocimiento, ofrecer asistencia técnica y promover el acceso a productos de última generación, más amigables con el medio ambiente.

Sabemos que resolver el problema de la malnutrición, derivado de la escasez de alimentos en algunos lugares y -paradójicamente- su alarmante desperdicio en otros, no es una tarea fácil. Satisfacer las necesidades nutricionales de nuestra población es un trabajo que exige un esfuerzo conjunto; al fin y al cabo, la agricultura es la fuerza que sostiene el campo y también las grandes ciudades.

Entendamos que el concepto “Hambre Cero” es muy amplio y no se limita a la lucha contra la hambruna. También pretende garantizar que los cultivos estén sanos, para brindarnos alimento con los nutrientes que todos necesitamos. Ahora es el momento de actuar y preparar a nuestros productores para el futuro, fomentando una cultura de conciencia nutricional, que nos permita alimentar el mundo de manera responsable y proteger el planeta.

Director general y Country Manager de Yara en México 

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