El nuevo gabinete presidencial está mocho. Le falta el pegamento de la confianza, requisito indispensable para la eficacia gubernamental. López Obrador podía prescindir de todo, su liderazgo bastaba y sobraba para suplir deficiencias y, en algunos casos, delitos de su gente; Claudia no tiene todavía ese poderío pleno de su antecesor y, parece no confiar en varios nombrados o les falta algo, por ejemplo, no tienen tarea completa, no gozan de libertad para nombrar a todo su equipo, puso sombra a vigilar, quizá les dio plazo, o el típico control obradorista de la austeridad, para dejarlos sin dinero. ¿Ejemplos?

1.- Omar García Harfuch, secretario de Seguridad, no tendrá mando sobre las fuerzas armadas, ¿acaso cederá el secretario de la Defensa? Incluso militarizará a la Guardia Nacional.

2.- Marcelo Ebrard, secretario de Economía, sin relación de confianza con los empresarios, para coordinarse con el mundo de los negocios puso a una abogada en la que sí tiene fe: Altagracia Gómez Sierra.

3.- Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda, sin dinero, sin reforma fiscal y con un déficit por solventar.

4.- Jesús Antonio Esteva, secretario de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, sin obras por realizar; las seguirá haciendo el Ejército, con adjudicaciones directas, sin transparencia y con deuda.

5.- Mario Delgado, secretario de Educación, sin Ciencia y Tecnología, eso lo llevará Rosaura Ruíz; sin Cultura lo atenderá alguien más, sin el Fondo de Cultura Económica, allí el director hace y deshace. Y sin maestros, pues no le creen.

6.- Juan Ramón de la Fuente, secretario de Relaciones Exteriores, sin Estados Unidos, pues el embajador norteamericano entra y sale de Palacio Nacional cuando le viene en gana, con el nuevo “mártir” Donald Trump será peor. Ya Marcelo se puso el paraguas, al decir que no habrá “renegociación” sólo “revisión” del TMEC, ajá. ¿Dirá algo del tirano de Nicaragua?.

7.- Ernestina Godoy, Consejera Jurídica de la Presidencia, sin autorización para hablar con los jueces.

8.- Ariadna Montiel, secretaria del Bienestar, sin Marcelo Ebrard, porque la considera una delincuente electoral desde la precampaña donde la acusó, “uso masivo y acarreo monumental” de su Secretaría, “en todo el país utilizando a las brigadas a favor de Claudia”. ¿Ya cicatrizó?

9.- David Kershenobich, secretario de Salud, sin nadie; antier AMLO ya le puso subsecretario, Cofepris e IMSS.

10.- Adán Augusto López Hernández, coordinador de los senadores de Morena, sin discurso porque eso lo hará Gerardo Fernández Noroña, y sin mando, porque todo lo consultará con Rosa Icela Rodríguez.

11.- Ricardo Monreal, coordinador de los diputados de Morena, sin derecho a meterse en el presupuesto, pues el de confianza en ese fundamental asunto será el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar; para los toros de Zacatecas, los jinetes de allá mismo.

Y los gobernadores de Morena tendrán que sacar las uñas (y rascarse con ellas), por el poco dinero para cumplir sus tareas, y quizá los compromisos al cumplir la meta de los treinta y cinco millones de votos.

La señal es clara al nuevo equipo y a Morena: ni todo el amor, ni todo el dinero, ni todo el poder. Eso si: el que se aparte del dogma lo espera el infierno. El segundo piso de la cuarta transformación empieza con titubeos. Arrancadero con dudas. Sálvese el que pueda.

Senador de la República

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