tiene uno de los trabajos más complicados en el futbol mexicano. Cualquier movimiento, cualquier cosa que surja será maximizada. Ser dueño del equipo más popular de la Liga MX, con todo lo que eso implica, es vivir con estrés constante y por supuesto que no queda bien con todos los que le rodean.

Que si el director deportivo es un protagonista en exceso, que si el director técnico no puede controlar al grupo, que si los jugadores no son capaces de conseguir los resultados, que no hay suficientes refuerzos... En fin, vive en medio de cuestionamientos, porque siempre será el propietario quien las lleve de perder.

Y eso lo tiene bien claro este joven de 33 años de edad, quien —tras la muerte de su padre— no sólo tuvo que hacerse cargo de las Chivas, sino también de la empresa Omnilife.

Después de año y medio al frente del club, intenta mantenerse abierto, claro y contundente en sus políticas, en sus esfuerzos y nutre al futbol con claridad; tal vez, sin ser un erudito, pero cada vez se le ve más involucrado, porque tampoco se debe ser un científico para entender de lo que se trata este deporte.

No ha ganado nada aún, y aquello de que —bajo su gestión— el equipo ya regresó a la Liguilla, es más una obligación que otra cosa. Se ha equivocado, sí. Se volverá a equivocar, seguramente. Aunque trabaja para que los errores sean mínimos. Lo mejor que puede hacer es rodearse de gente valiosa, a la que pueda delegar funciones y responsabilidades.

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Vergara entró de manera intempestiva a un mundo complicado, el de los dueños, un grupo al que no ve como un “Club de Toby”, sino como un grupo que debe entender la necesidad de trabajar en equipo.

“Mi generación se caracteriza por buscar eso y es lo que me gustaría aportar a la Liga, cómo construir como socios comerciales”, dijo, en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes, la misma en la que aseguró que no solamente piensa en su equipo, sino que le gustaría “transformar a México”.

Como él, son varios los propietarios jóvenes, quienes rompen el esquema, y tienen un duro reto. ¿Que si podrá? Siempre será difícil, tomando en cuenta al club que tiene en sus manos. Insisto, cualquier mala decisión o duda se verá como algo grande y los éxitos se los colgarán como parte de sus responsabilidades.

El Guadalajara no está en los lugares que quisiera Amaury, ha regresado a la inconsistencia y perdió demasiado en 2020, y no sólo por la pandemia y las indisciplinas de futbolistas que ya no están en el equipo, pero que le costaron mucho. No le gusta utilizar el término “crisis”, pero sabe que no hay mucho margen de maniobra; a final de cuentas, no está al frente de cualquier equipo, y eso es lo más peligroso.

@gvlo2008

gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

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