Para Cruz Azul, no hay segundas oportunidades, ni mucho menos derrotas honrosas... O como reza el lugar común del periodismo: Caer con la cara al cielo. Para este equipo, la única opción que existe es ganar el título de Liga, ese que no ha conseguido desde hace ya casi 24 años.
Este equipo tiene la imperante obligación de ganar esta final, sea como sea. Ya no importa si lo hace jugando espectacular, de manera defensiva, conservadora... Como sea. Lo único que sí, es que debe hacerlo respetando la idea de un entrenador que lo ha llevado a saber perfectamente a qué es a lo que juega, creando un estilo que ha resultado muy efectivo.
Para la serie contra Santos, el Cruz Azul es favorito, megaultrafavorito. Fue el mejor equipo a lo largo del torneo regular y el más constante en el último año y medio, así que debe manifestar eso en los dos partidos que le quedan para llevarse el campeonato.
Los argumentos poco sólidos que se escuchan acerca de los “fantasmas” no son más que esos malditos lugares comunes de quienes no profundizan en las diferentes derrotas de las pasadas seis finales en las que han fracasado desde su último título, en el Invierno 1997. Y, como ejemplo, se puede poner la primera, en 1999, con un gol de extrema suerte por parte de Alejandro Glaría, sin merecer llevarse el partido el Pachuca, o lo que sucedió en Toluca, cuando ningún fantasma los afectó.
Fue la poca inteligencia de un árbitro, quien no fue capaz de marcar un penalti por la agresión de Cruzalta a Villaluz . Y qué tal lo del América (2013), que anota de último minuto dos goles, cuando Paul Delgadillo le regala uno a Moisés Muñoz, precedido de una falta, hecho que ha dejado al exarquero vivir con una fama que no le corresponde. O cuando Pedro Caixinha se traicionó y decidió ratonear, esperar al América , hasta que llegó Edson Álvarez y los destrozó.
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Es decir, si hubiera existido el VAR desde que empezó esta mala racha cruzazulina, no hubiera perdido algunas de esas finales.
Por el contrario, a Cruz Azul lo deberíamos poner en un cuadro de honor del futbol mexicano, porque —pese a la corrupción que se ha vivido en esta empresa con el exdirector Guillermo Álvarez—, con directores deportivos que sólo fueron a armar escándalos y con la evidente economía del fracaso que tanto les convenía a esos directivos, siempre es protagonista. Todas esas vicisitudes, sumadas a humillaciones deportivas, no han sido suficientes para hundir a este equipo, que siempre —por alguna extraña razón— resucita y está de regreso peleando, siendo constante.
Es por eso que ha llegado el momento de capitalizarlo con un título. Con una directiva muy cercana a la 4T, con asesores como Julio Scherer y Aguinaco Gómez Mont, los verdaderos operadores de este nuevo Cruz Azul , quienes representan al verdadero poderío de la directiva y no los que se jactan de hacer el cambio, como Víctor Velázquez y José Antonio Marín.
Scherer, el asesor jurídico del presidente Andrés Manuel López Obrador , y Gómez Mont, de los grandes promotores para la legalización de la marihuana en el Congreso.