Faltan cinco años para la Copa del Mundo que organizarán Estados Unidos, Canadá y México, y las diferencias son verdaderamente abismales en infraestructura, organización, logística y hasta en el respeto a los temas tributarios de cada uno de los países involucrados. México y Canadá sirvieron estratégicamente para que Estados Unidos sea el real organizador y quedara bien ante los ojos de todos, al mostrar espíritu de compartir la sede del Mundial.
Pero hablemos de los estadios. En una visita realizada al nuevo SoFi (casa de los Rams y de los Chargers en la NFL) , queda claro que los estadounidenses van ganando esta carrera, la del Mundial. En lo que se refiere a la infraestructura deportiva, estadios, campos de entrenamiento y centros de concentración, hay una distancia gigantesca entre los tres países, y sin caer en el lugar común de lo potentes que son los estadounidenses en esto, ya están muy avanzados y podrían iniciar el campeonato, si quisieran, este mismo verano. ¿Por qué? Simple... No solamente son los bellísimos estadios, sino también los modelos de organización que han ejecutado, incluso ya en el caso de la ciudad de Los Ángeles, hablando con hoteleros y restauranteros de la zona de Inglewood, afirmándoles que la final de la Copa del Mundo será en este funcional estadio SoFi.
Se trata de una zona como Inglewood, que han levantado y han hecho renacer. De ser uno de los barrios más peligrosos y marginales de Los Ángeles, lo están convirtiendo paulatinamente en un lugar distinto; claro, con una fuerte inversión. No es solamente e l SoFi, sino que pronto abrirán la nueva arena de los Clippers en la NBA, además de una zona residencial y comercial para más de 250 personas, con todos los servicios.
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Aún no han abierto este estadio al público, algo que será pronto con un concierto del reencuentro de los Bukis (y Marco Antonio Solís) y ya tienen todo listo para no solamente albergar a la NFL, sino ser anfitriones del Super Bowl LVI, para ser casa de la final de la NCAA en 2022, para recibir la inauguración y clausura de los Olímpicos de 2028 y, por supuesto, para los partidos del Mundial, entre ellos la gran final.
Ahí es en donde radica la diferencia. El estadio más icónico de México, el Azteca, es disfuncional, y se han empeñado en ponerle remedos en lugar de hacer una real y exhaustiva transformación para dejarlo acorde a las necesidades modernas. Si hablamos de los inmuebles más recientes y funcionales en México, como los de Chivas y Monterrey, tampoco se pueden comparar con el SoFi, el AT&T de Dallas o el Mercedes-Benz de Atlanta; sería como comparar al Azteca con el Cuscatlán. A esa distancia están en estos momentos.
Este será el Mundial de los grandes contrastes, porque los 10 partidos que le dieron a México, los 10 a Canadá , mostrarán escenarios totalmente diferentes los de Estados Unidos, siendo de los mejores del planeta, y los otros, del montón. Y no solamente en eso, sino también en la estructura para campos de entrenamiento y hotelería. No menos de 50 hoteles entre Inglewood y el segundo California, todos ya preparados, con reuniones para saber cómo actuar en estos grandes eventos.
Estos cinco años que quedan, México debe invertir en infraestructura deportiva, porque hasta pena da cuando se comparan el mítico y legendario Estadio Azteca (con todo y su historia) con estos escenarios que ni historia tienen, pero que son realmente espectaculares desde el momento en que abren sus puertas.
@gvlo2008
gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx