Chantajes, amenazas, presiones... Esa es la forma en la que actúa la Unión Europea de Futbol ante la inminente Superliga, que reunirá a 12 de los equipos más poderosos del mundo y a algunos más que llegarán cada año por méritos deportivos. Una nueva Champions League , pero con interés, con alta competencia y —lo más trascendente— sin enriquecer a burócratas del futbol que despachan desde las oficinas de la UFEA sin arriesgar algo, sólo contando euros y más euros.
La repartición económica es inequitativa; por eso, Aleksander Ceferin —presidente de la UEFA— amenaza, chantajea y miente; sí, miente. La Champions League es trascendente en sus rondas finales por la presencia de clubes que invierten mucho dinero y reciben muy poco a cambio. Por eso, los equipos, los que verdaderamente invierten, necesitan cambios, nuevos horizontes y modelos de negocio redituables. Que ganen los que invierten, no los directivos que solamente ven a los equipos como sus esclavos, que los hacen jugar partidos y más partidos para vender y vender derechos de televisión, más patrocinios globales y llenar las arcas de la Unión Europea de Futbol sin dar lo justo a cambio.
Modelos que deben cambiar. El futbol, como lo conocimos, está al borde de la quiebra. En Europa se han dado cuenta, en México también; por eso, se hacen cambios, se buscan nuevas opciones y modelos. Esta Superliga adelanta modelos a seguir en el planeta, uniones de Ligas —como serían la MLS y la Liga MX , una Liga escandinava con los equipos de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca, o la que piensan ejecutar entre Países Bajos y Bélgica—. Uniones, nuevas fórmulas para captar dinero y salvar al futbol.
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Ceferin sabe que se le acaba el gran negocio, ya no será lo mismo vender derechos de televisión que rondan —según cifras publicadas por el sitio Statista — entre tres mil 200 millones de euros, y al campeón sólo le tocan poco más de 57 millones; es decir, inequitativa manera de repartir el dinero, sobre todo cuando los clubes son los que invierten millones de dólares para competir.
La UEFA
no paga salarios, ni fichajes. Por eso su molestia. Ya no tendrán a las gallinas de los huevos de oro, se les van sus más queridos activos, aunque para nada sean de ellos, pero los explotaron a la perfección en la historia del futbol. Las competencias europeas suman partidos y más partidos, lo mismo sucede con las selecciones nacionales, que ahora hasta deben cumplir con ese pésimo experimento que es la Nations League. A los futbolistas les pagan sus clubes, no las federaciones, menos la UEFA , así que será éste el primer gran paso para deshacerse de confederaciones llenas de burocracia y corrupción.
Seguirá el modelo en América
. Simplemente, ¿cuánto gana la Concacaf por una Copa Oro y cuánto entrega de premios?, ¿cuánto por la Nations League? Solamente un partido de la Selección Mexicana en un estadio de Estados Unidos genera entre 10 y 12 millones de dólares, entre venta de entradas, esquilmos, y sin contar derechos de transmisión por radio y televisión. El premio por ganar el torneo es de un millón de dólares. Usted dirá si hay equidad económica…
El nuevo futbol, nace el nuevo futbol.
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