El entrenador de los Pumas , Andrés Lillini , es una buena persona, hombre dedicado a su trabajo y a su gran vocación, que es formar jóvenes. El domingo, al final de la conferencia de prensa, cometió un resbalón que no ha caído nada bien en el medio futbolístico y sigue abriendo el gran debate de lo que en la actualidad es el periodismo deportivo.
Fue como si, por un momento, se hubiera transformado para dejarse llevar por la soberbia de tener invicto y sublíder a un equipo del que se esperaba muy poco.
Destacable labor al frente del equipo universitario, cuando lo pusieron de emergente y como una estrategia, quizá, para deshacerse de él en las fuerzas básicas del club, dirección que ocupaba. Pero, de ahí a “quejarse” porque no le preguntaron cosas de futbol en la conferencia posterior al juego contra Xolos...
Si analizamos las preguntas, cuatro de las primeras cinco fueron de futbol, o quizá fue que —como los reporteros no utilizaron este lenguaje tan rebuscado para hablar de este deporte, moda entre los “todo poderosos” genios de inteligencia deportiva—, no consideró los cuestionamientos futboleros.
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El estratega de los Pumas no debe contagiarse de los grandes defensores de los clubes en Twitter, quienes se quejan del periodismo, cuando nunca lo han ejercido. Que siga su proyecto, bueno hasta el momento, que no le gane la soberbia, porque —cuando pierda y vengan los cuestionamientos de futbol o no de futbol por la derrota— tendrá que ser todavía mejor entrenador y profesional para dar una explicación de lo sucedido.
El invicto de Pumas hace olvidar o pasar desapercibido que la actual directiva debería organizar la Asamblea para la ratificación o elección de un nuevo presidente. Por la pandemia, se pospuso hasta nuevo aviso. Desde la salida de Ares de Parga , quedó pendiente, porque Leopoldo Silva es un presidente interino. Así que este pendiente, cuando se cumpla, será peligroso para la continuidad de un proyecto que, hasta hoy, es inexistente.
Porque, más allá de la obligación de formar jóvenes con buena proyección, como Carlos Gutiérrez o Bryan Mendoza, no se puede dejar a un lado que contrataron a futbolistas como Juan Vigón (quien les costó cuatro mdd), Alejandro Mayorga o Alfredo Talavera, pero lo que es increíble es que —después de tantos años— no hayan podido desarrollar a un portero y tengan que ir por uno de 38 años de edad. Eso no es Pumas .
Entonces, que no nos quieran vender que sólo lo están haciendo gracias a los jóvenes de La Cantera (por cierto, se cumplen 16 años de que le ganaron al Real Madrid en el Santiago Bernabéu con seis elementos de sus básicas, cuatro extranjeros y Francisco Fonseca, como mexicano no surgido en sus filas). Así que hablemos de futbol con Andrés, porque —al final— eso es lo que importa.
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