En aquellos momentos en los que había tensión por amarrar la clasificación al Mundial de Qatar 2022 , era entendible que los jugadores de la Selección Nacional estuvieran en una dinámica de concentración total. Al final, su mala ejecución en el terreno de juego y los errores del cuerpo técnico los habían puesto en la mira de fuertes críticas.
Pero ya con el boleto a la Copa del Mundo , en estos tiempos en los que el ambiente para el equipo nacional está más relajado, siguen tan alejados de todo, tan inalcanzables, que con esta decisión de mantenerlos fuera del alcance de la gente, solamente logran que —poco a poco— haya quien pierda interés por esta Selección. Y no es exagerar al respecto. Porque en la Ciudad de México ya de por sí es notorio el desencanto con el equipo nacional, que las entradas en el Estadio Azteca han ido a la baja, y en Estados Unidos, pese al cariño con el que los reciben los “paisanos”, no tarda en explotar algo de desinterés.
Porque por más que los mexicanos que viven en territorio estadounidense sean de segunda o tercera, incluso hasta cuarta generación, se apoyan en este equipo y sus jugadores para sentirse más cerca de la tierra que dejaron atrás. Por eso, no se entiende que cuando en estos momentos en los que no hay presión y pudieran relajar algunas medidas dentro de la concentración, sigan tan alejados de la gente.
¿Por qué no organizar más actividades con la gente, bien controladas —claro—, para retribuir en algo a los miles y miles de dólares que gastan cada que la Selección va a sus ciudades?
No es para nada una medida o propuesta populachera, es simplemente volver a acercar a la Selección a esta gente, a su público, que poco sabe de sus jugadores, de no ser por trascendidos, rumores y las imágenes de cuando llegan y salen de los hoteles para cambiar de ciudad o para los entrenamientos, pero no más, y eso en verdad que no les conviene para nada, porque puede llegar el momento en que se harten. Fórmulas para evitar que se vea a los seleccionados como seres inalcanzables hay varias, desde las más sencillas, como pedir a cuatro jugadores que se detengan con los aficionados afuera del hotel, hasta activaciones más elaboradas con los patrocinadores.
Todo es cuestión de querer hacerlo para evitar ver imágenes como las que se han presentado en los últimos días, en las que se ve a seguidores mexicanos suspirando, mendigando por ver unos segundos a sus ídolos, sin éxito, porque no es posible que el mayor contacto que se ha tenido con los futbolistas de la Selección Nacional sea cuando fueron al concierto de Intocable.
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