Es una exageración absoluta lo que se vive en Monterrey, en el caso Ricardo Ferretti . Un marcado regionalismo, nula apertura a directivos de otras regiones del país y críticas infundadas, fobia a lo que viene de fuera, a lo que no es de esa ciudad.
Además, se dan muchas obviedades y catálogos de lugares comunes. Ferretti no ha renovado; claro que no lo ha hecho, y harán una valoración para su continuidad al final de la temporada. Por eso, las declaraciones que realizó hace unos días, cuando recordó que tenía ya un acuerdo y palabra comprometida de Mauricio Doehner, son simplemente un arma chantajista para echar encima a la opinión pública, en caso de que no haya continuidad en su proyecto.
Ferretti,
más allá de lo que ha sido históricamente en el equipo, dirigiéndolo 10 años en esta tercera etapa, tiene la ineludible obligación de entregar el título de Liga, ya que —además de todo— le han entregado todos los recursos humanos posibles para hacerlo. Es el plantel más costoso, a su entera elección; por eso, no hay pretexto alguno. Esa es la parte de la valoración directiva, es el trabajo que tienen que hacer los ejecutivos y, acabando el torneo, tomar una decisión conforme al rendimiento del equipo en los últimos meses.
Claro que el Mundial de Clubes y el título de Concacaf taparon el bajo rendimiento que han tenido en los últimos años, exactamente después de su último título, en el Clausura 2019. Por eso, deben esperar. Es de madurez directiva hacerlo y no precipitarse en una renovación que tal vez a ninguna parte le convenga.
Lo que es insultante es el trato a Mauricio Culebro , dirigente con vasta experiencia en el futbol al que la mayoría de los comunicadores y entretenedores de la ciudad de Monterrey ha descalificado como si fuera el mismísimo diablo. Culebro no es conocido en estas tierras y la mayoría no tiene ni idea de lo que juzga. Sólo por venir de la Ciudad de México existe una descalificación automática, sin realmente entender que ni es él solo quien toma la decisión y que parte de su trabajo es tener opciones para suplir al entrenador, llámese como se llame, sea quien sea, en caso de que —al entregar cuentas— Tuca Ferretti no haya cumplido con los objetivos de la institución.
Curiosamente, este tema sale a la luz pública a días del clásico regio número 125 y de la fuerza de apoyo en los medios de comunicación de los Rayados de Monterrey, quienes incluso han sembrado a exbarristas en la radio y hasta se han convertido en los que deciden qué materiales salen o no a la audiencia. A ese grado de encono llega la rivalidad, que parece más mediática que futbolística.
La directiva de Tigres aún no decide si se va o se queda Tuca Ferretti. Tampoco si llega o no Miguel Herrera, que —claro— por ser quien es se convierte automáticamente en la única opción con argumentos y palmarés que existe en el futbol mexicano para tomar las riendas de un equipo de esta categoría.
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