Si América transfiere a Guido Rodríguez al Betis , debe ser a un precio alto, que se valore al equipo y —por supuesto— haga que la Liga MX dé un golpe de autoridad. Es muy sencillo comprar caro y vender barato. Ese sería el caso si se acepta una oferta por debajo a lo que el Betis pagó, por ejemplo, por Diego Lainez.
El juvenil americanista se fue a Sevilla por 15 millones de euros. Sería ridículo que uno de los mejores futbolistas de la Liga MX, como lo es Guido Rodríguez , sea vendido en menos de lo que un juvenil. Sería catastrófico y una demostración de que la dirigencia azulcrema no supo blindarlo a tiempo y, al verse en la desesperación de sacarle algo de dinero al equipo español, por aquello de que se vence el contrato en seis meses y se puede ir sin que el equipo de Televisa gane un solo centavo, acepta eso. Corre el riesgo de que se vaya gratis, completamente gratis.
Los equipos de la Liga MX deben trabajar en este tipo de temas de manera coordinada. No sería aceptable que un futbol que intenta ser potencia, acepte que sus figuras se vayan por cinco “kilos de berenjenas”. Jugadores del mismo perfil están cotizados mucho más alto. El Benfica pagó por el mediocampista alemán Julian Weigl 20 millones de euros, o la contratación de Exequiel Palacios al Bayer Leverkusen por 17 millones.
Cotizarse, hacerse del deseo, posicionamiento como Liga. Son varios rubros, pero mucho tiene que ver en cómo lo compran y venden, y mientras los equipos de la Liga MX dejen escapar a sus figuras por cantidades lejanas a las que pagan por jugadores provenientes de River, Boca, Flamengo y Corinthians, por citar a algunos, el futbol mexicano seguirá lejos de la élite mundial.
Claro que no todas las transacciones que se hacen son barateras, pero no se entendería a André-Pierre Gignac mal vendido, o a Rogelio Funes Mori. Por eso, cuando se trata de Guido Rodríguez, o negocian bien o más bien que lo dejen pasar, que acepten la inoperancia directiva al momento de renovarle el contrato, porque nadie, absolutamente nadie, pagaría más por menos.
Cuando un equipo sabe que tiene una figura importante, debe renovarle por varios años, antes de que corra el maldito riesgo que corre hoy el América: hacer el verdadero ridículo con la salida de Guido Rodríguez.