Se viene una gran prueba para el doctor Manuel de la O, secretario de salud de Nuevo León, funcionario que defendió hace unas semanas —como si se tratara de un porrista del Monterrey— el alto brote de que sufrió el equipo al principio del torneo, declarando que se llevó a cabo el juego ante el América “porque tenían la prueba y prácticamente estaban negativos, es por eso que jugaron”.

A este funcionario, quien utilizó el término PRÁCTICAMENTE, le respondió la realidad a las pocas horas, con los 19 casos de Covid en Rayados, el cierre del centro de entrenamiento, la postergación de dos partidos del equipo y, lo que más lo evidenció, el hecho de que la Liga MX hasta cambió los protocolos sanitarios, porque se dieron cuenta de que no estaban sirviendo.

Viene al tema este recuerdo porque se les vienen en Monterrey (y en el resto de los municipios) días complejos. La euforia por Tigres y su gran papel en el Mundial de Clubes ha desatado manifestaciones sociales (muy válidas) de júbilo, de fiesta, de alta pasión.

Pase lo que pase en la final, el recibimiento será multitudinario, días de muchas reuniones y sobre todo de gente que saldrá a las calles, ya sea a su llegada de Doha, o bien, cuando el próximo miércoles se presenten en su estadio contra el Cruz Azul. Será una buena oportunidad para demostrar orden, de acciones coordinadas entre la Secretaría de Seguridad Pública, Aldo Fasci Zuazua y —claro— del Dr. De la O. Por supuesto que deben sumarse más dependencias, como el Instituto de Movilidad, la Secretaría General de Gobierno y los directivos de Tigres.

Las grandes preguntas son: ¿Cómo evitar contagios en este tipo de manifestaciones públicas, espontáneas, organizadas por aficionados?, ¿cómo organizarlas?, ¿quién se responsabilizará del operativo?

Tigres es un equipo socialmente responsable, que cuida mucho las formas y a su gente. Documentado está el protocolo estricto que tienen ellos como Sinergia Deportiva y la Universidad Autónoma de Nuevo León, pero cuando se dejará venir tanta y tanta gente eufórica, feliz y celebrando, ahí es donde las autoridades deben intervenir y, sin prohibir, organizar; sin violencia, evitar contagios.

Antes del partido Monterrey vs América, cuando se reunieron más de 500 personas en las inmediaciones del estadio BBVA para hacer una recepción al equipo, con bengalas, banderas y cánticos, pregunté a varios policías de Guadalupe, Nuevo León, que ahí custodiaban la zona, si estaba permitido este tipo de reuniones en las calles, a lo que todos contestaron que no. Cuestioné entonces, por qué no hacer algo, y simplemente dijeron al unísono: “porque son tantos que no queremos tener problemas de violencia”.

Pues ahora serán más y por varios puntos de la ciudad. Así que es la gran prueba de las autoridades: dejar celebrar, pero sin contagiar. Vaya tarea la que tienen.

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