La afición a las Chivas debe agradecerle a que se hayan presentado en el salón de conferencias de prensa a dar la cara. Pero comparecer ante los medios de comunicación para no decir nada, absolutamente nada sustancial, debe ser extremadamente alarmante para un equipo de esta importancia y que va en caída libre.

El deshonor que vivieron la noche del domingo, combinado con que regresan a la actividad de la Liga MX hasta dentro de 20 días, parecería el tiempo ideal para una toma de decisiones contundentes, encontrar soluciones y no solamente pasarse toda la conferencia de prensa asegurando que están avergonzados, pero lo peor es la demagogia estilo PRI, Morena o PAN, en la que la presunción es el objetivo para tapar los fracasos. Tanto se habló del campeón Sub-20 y del Tapatío, que es líder en la cero atractiva Liga de Expansión, que debió haber enfurecido a más de uno en las oficinas de Amaury Vergara y, claro, a muchos más de sus fieles, pero apaleados aficionados.

Las Chivas

no merecen esto. Se están empeñando en acabar con el equipo más popular de México, dejando toda la responsabilidad deportiva en un hombre que no puede con el puesto, que está sobrepasado y utiliza el tipo de foros —como el de ayer en la tarde— simplemente para justificar lo injustificable.

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La inteligencia no se mide por la fecha de nacimiento y Vergara, pese a su juventud, es muy inteligente, pero —sobre todo— es un empresario hecho y derecho. Seguro, ya tiene medidos los daños y sabe que es muy costoso deshacerse del entrenador en este momento del torneo, cuando aún le falta año y medio de contrato, porque —a diferencia de Peláez , quien en su discurso populista aseguró: “No estoy por dinero, estoy aquí por un reto profesional, quiero levantar un trofeo, Amaury sabe que mi renuncia está en su mesa y tiene libertad para accionar...”— a Vucetich sí tendrían que liquidarlo.

Las cosas están tan deterioradas en Chivas que su director deportivo se autorratifica en el puesto. Este deporte no se gana con sólo salir a partirse la madre, como aseguró Peláez; se trata de calidad, disciplina, talento, planificación, estudio y preparaciones constantes. No es sólo comprar o contratar jugadores de la cartera de confianza, también es detección de talento y humildad. Trabajar pues, no sólo hablar y hablar, prometer y prometer. Las campañas políticas —en el futbol— no sirven de maldita la cosa, sin resultados de por medio. Hoy, Chivas puede todavía clasificar a la fase final. En un torneo donde hay espacio para 12 de 18 equipos, hasta el más grisáceo nivel se disfraza con un partido de repechaje, pero ese tampoco debería ser consuelo.

La afición del Guadalajara otra vez ha sido humillada y por quien más le duele, aunque parece que ninguno de los que están en el equipo logra entenderlo y volvieron a recibir como respuestas puras obviedades y justificaciones baratas... Y, de seguir así, ni aunque logren entrar al repechaje tendrán una oportunidad de ser campeones, lo que será otro golpe a su orgullo.

gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

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