Esperanza infundada y hasta mentirosa para vender y tener en vilo a los humildes y apasionados aficionados, que se van con: “ Lo importante era clasificar, ahora viene lo bueno”.
Qatar
es una tierra donde el futbol no importa, donde no existe afición y donde les da igual tener a México que a Estados Unidos o Japón o Senegal. Ellos quieren presumir al mundo lo que son, su economía y fanfarronería, su estilo de vida y sus millones de dólares, su poder. Lo demás es lo de menos y por eso el pretexto es el Mundial, este torneo conseguido con base en la corrupción avalada por el presidente de la FIFA, Gianni Infantino . Por eso, no importa si llega un México poderoso, bien dirigido y con jugadores conectados; es lo de menos, aquí se quiere dinero, solamente eso.
México
se convirtió en la Selección número 28 de 32 en clasificar a la Copa del Mundo , lo cual —para jugar en la zona más pobre del mundo futbolístico— es una verdadera miseria. Así llegan a Qatar, con falsas ilusiones de lo que realmente han sido en el campo.
Gerardo Martino
, cuestionado, enfermo y sin garantía de ofrecer algo nuevo; es más, hay un dejo de preocupación sobre que la Selección está más cercana a ser eliminada en la fase de grupos que llegar al quinto partido, esa maldita meta insuperable para el futbol mexicano.
No fue el camino deseado, ni será lo ideal llegar al Mundial como lo han hecho. Hoy, es un equipo gris, sin ideas y sin ambición. Sin llegada, sin unión... Es un equipo común y corriente, más corriente que común.
Todas las plazas en las que se jugó un boleto o que se lo están jugando todavía, presumieron llenas sus tribunas, conectadas con las selecciones que engloban todas sus aspiraciones e ilusiones. Acá, algo se quebró. Ojalá que Emilio Azcárraga se dé cuenta de esto. Debe dar un golpe mañana mismo en la mesa y pedir explicaciones.
@gvlo2008 -
gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx