Los 23 años y cinco meses que pasaron para que Cruz Azul volviera a levantar el trofeo de campeón humanizaron y unieron al futbol. Lo que parece impensable en un deporte tan pasional sucedió y sólo contados casos existieron de gente que vio negativo su triunfo ante Santos . Tal vez, es el dejo de lástima que entregaron durante tantos años o pudiera ser que no jugaron la final contra otro equipo de alta convocatoria, pero el club vivió algo memorable; no solamente en lo deportivo, sino en el apoyo generalizado.
Americanistas, Pumas y Chivas no vieron mal que ganaran su novena estrella; insisto, tantos años en el desamparo hicieron que cayera bien que JJ Corona alzara el trofeo. Pero lo que es más significativo de esta victoria celeste es su gente, la conexión que siguen teniendo pese a tantos fracasos y a tantas historias de corrupción de un equipo que nació grande y así se quedó, sin bajadas de afición, siempre atrás de América y Chivas en número de fanáticos, pero con una alta fidelidad y pasión.
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Las más de cinco mil personas que estuvieron festejando en el Ángel de la Independencia, las multitudes que llegaron al Estadio Azteca y sus alrededores sin boleto para entrar, pero apoyando a la distancia —se calculan entre 85 y 100 mil aficionados—; la estampa de la serenata en Torreón, con más de mil personas en la calle esperando a que sus cánticos llegaran a las habitaciones de los jugadores, aunado a los más de 5 mil que se juntaron en el Hotel Royal Pedregal la noche previa a la final.
Cruz Azul renació como debe ser en un equipo de esta prosapia y grandeza: ganando. Increíble que aficionados jóvenes, menores de 23 años de edad, tengan tanta pasión por un club al que nunca habían visto ser campeón. Una herencia que hoy disfrutan y saben de lo que se trata. Impresionante ver a personas con urnas con cenizas de familiares, yendo a celebrar, con el sentimiento de que estaban con ellos. Algo fuera de serie y lleno de emotividad.
El futbol es el único deporte que puede hacer esto: vivir estos momentos que son inexplicables, pero quien los siente sabe de lo que hablo. Lágrimas de felicidad, sonrisa constante, pero antes —durante el partido— sudor, escalofríos, nervios, enojo, felicidad. ¿Quién dice que los aficionados no juegan?
Misión cumplida para Cruz Azul , ha logrado lo que nunca había logrado un equipo grande en el futbol mexicano: unificar a aficiones y, aunque no le vayan y les valga un reverendo pepino el título, existe un reconocimiento generalizado, apoyo a lo que vivieron el domingo en la noche.
Ya habrá tiempo de analizar las nuevas obligaciones y responsabilidades de este equipo; hoy, simplemente deben estar muy tranquilos todos, paz deportiva en todos los sentidos, en todos, absolutamente todos.
@gvlo2008
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