La declaración de pandemia por coronavirus por parte de la Organización Mundial de la Salud desencadenó una serie de acciones por parte de muchos de los gobiernos en busca de evitar que el COVID-19 tome más fuerza en sus naciones, y el deporte no estuvo exento de estas medidas, que hora con hora crecieron a tal grado de la suspensión de partidos y hasta de temporadas.
El anuncio de que la campaña 2020 de la NBA se ha terminado, “hasta nuevo aviso”, después de que un jugador del Jazz de Utah dio positivo por coronavirus, fue el último gran llamado de alerta y acciones de prevención que se han tomado en los diferentes escenarios deportivos, y que seguramente irán creciendo en los siguientes días.
Este mismo jueves podría darse el anuncio oficial de la cancelación de los partidos amistosos que sostendría a finales de marzo la Selección Nacional en Charlotte y Dallas, ante República Checa y Grecia, respectivamente, luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la suspensión de todos los viajes provenientes de Europa por los próximos 30 días.
Y así, nos hemos enterado de infinidad de eventos deportivos profesionales, de exhibición o clasificatorios para los próximos Juegos Olímpicos —para los que intentan estirar la fecha de un anuncio oficial respecto a lo que sucederá con ellos—, que han sido suspendidos o reprogramados.
Algunos otros, anunciados a llevarse a cabo sin público, lo cual tampoco suena como lo más adecuado. Es cierto que lo más importante en estos momentos es estar atentos a la información oficial y a todo lo que se genera en torno a esta pandemia para que no cause más daño, en espera a las acciones a seguir por parte de las autoridades sanitarias del mundo, pero entonces, lo mejor sería detener todas las actividades deportivas.
Entiendo que no se puede generar pánico, pero jugar a puerta cerrada tampoco parece ser una gran solución por el momento, tal y como se hará en el partido de la MLS entre el Seattle Sounders y el FC Dallas, o como ya sucedió en el duelo de la Champions League entre el Paris Saint-Germain y el Borussia Dortmund, entre otros.
Insisto, eso no resulta la gran solución al caso y solamente genera gastos de operación para las instituciones involucradas, además de que se termina exponiendo a todos los que forman parte de estos eventos, desde los jugadores hasta la gente que tendría que trabajar en los inmuebles con todo y que no haya aficionados.
Es decir, habría gente en movimiento, que es parte de lo que no se quiere por ahora. Mención aparte la situación de los Juegos Olímpicos Tokio 2020, para los que el comité organizador y el COI se han dado de plazo hasta mediados de mayo para tomar la decisión de aplazarlos o cancelarlos.
Y aunque pareciera injusto para los clubes, que perderían dinero por cuestión de las entradas, se deben tomar estas medidas precautorias y que éstas vayan, quizá más allá de lo anunciado por la Liga MX, que ha prohibido los saludos entre los futbolistas, árbitros y toda la gente implicada en su protocolo.
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