La barbarie cibernética sigue sin freno. Y como los grandes jueces de la actualidad, aficionados y usuarios de redes sociales —como Twitter— se le fueron con todo a Amaury Vergara por no asistir al Clásico en el estadio Akron, por estar presente en la boda de un primo hermano. Reacciones tan banales como el pretender anteponer a tu equipo y el futbol por encima de la familia.
De entrada, Amaury no tendría por qué estar dando explicaciones a muchos de los que, escudados en el anonimato o en la distancia que existe en la interacción de estas redes, le han cuestionado sus acciones del pasado fin de semana. Segundo, y aquí es en donde se necesita un poco más de cerebro para entender las cosas, ¿con Vergara comiéndose las uñas en el palco del Akron, las cosas hubieran cambiado?
Si pudieran reclamarle algo —porque además deben entender que si a alguien no le conviene que un equipo sea tan mediocre como estas Chivas es a su propietario, por aquello del negocio— es que quizá no se ha rodeado de las mejores opciones a nivel directivo para que le ayuden a tomar las mejores decisiones en cuanto a entrenadores y refuerzos se refiere. Pero de ahí a sacar sus frustraciones porque no fue al estadio, es una verdadera estupidez.
Uno de los grandes problemas en estos tiempos, y con personajes como Amaury, es que pareciera que se han hecho prisioneros de las redes sociales y de estas críticas que llegan escudadas en el anonimato, lo cual es un error.
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Porque en verdad no importa que haya ido a una boda o que tomara alcohol —que es otra de las cosas que ya aclaró que no hizo, en una explicación que no le debía a nadie, por cierto—. Y, si estaba bailando con su familia, y si estaba feliz porque su primo se casó... ¿Cuál es el maldito problema?
El problema para las Chivas, en todo caso, será resolver las carencias futbolísticas que se han visto —durante todo este torneo— en la cancha. Las marcadas diferencias de conceptos que existen entre el cuerpo técnico y los jugadores, pero —en eso— nada tendrá que ver Vergara, ya que para ello contrató a un director deportivo, a quien delegó esas funciones y obligaciones. Así que si quieren encontrar a un culpable para esta miseria que vive el equipo, que vayan a otra cuenta de Twitter, porque el dueño ya hizo lo que debía: Contratar a un supuesto experto en este negocio.
Por eso resulta increíble también que todavía exista gente que piense que vender un club de futbol es igual que vender un automóvil seminuevo o un mueble usado, y así —con la mano en la cintura— le exigen a Vergara que ponga a la venta a estas Chivas, equipo al que su familia le ha invertido mucho dinero. Lo otro en lo que Amaury se equivoca es en tratar de explicarle a toda esa gente, que no tiene la capacidad de entender la vida, que no hizo nada malo, y es que —en verdad— no hizo nada malo.
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