La estrategia del gobierno federal para combatir la inseguridad denominada abrazos no balazos ha fracasado, urge dar un giro de timón. En lo que va de la actual administración (3 años y medio) se han registrado 121 mil 655 asesinatos (incluye homicidios dolosos y feminicidios) de acuerdo a cifras oficiales, rebasando el total que hubo en todo el sexenio del presidente Calderón. Durante el mes de mayo se registraron dos mil 910 asesinatos en el país, colocando a mayo como el mes más violento en lo que va del 2022.

El Gobierno no está para dar abrazos ni balazos, el gobierno existe principalmente para garantizar la seguridad física, patrimonial y jurídica de los ciudadanos, utilizando el uso proporcional de la fuerza en la medida que se requiera. Nadie quiere declaraciones de guerra, pero tampoco queremos rendiciones manifiestas.

Se tiene que empezar por cambiar el discurso, la principal responsabilidad de la autoridad es cumplir y hacer cumplir la Ley, ni más ni menos. De entrada, el nombre de la estrategia abrazos no balazos manda un mensaje equivocado de claudicación anticipada. La principal razón de existir de un gobierno, es garantizar la seguridad de los ciudadanos. Sin seguridad no hay bienestar ni desarrollo posible.

Claro que una estrategia de seguridad exitosa debe ir acompañada de campañas en contra de las adicciones, a favor del deporte y de mayores oportunidades para los jóvenes. Pero también es importante que quien la haga la pague, no debe existir impunidad. Los incentivos deben ser correctos, al que actúa dentro de la Ley le debe ir bien y quien comete un delito debe recibir un castigo.

Basta ya de pretextos y distracciones, el gobierno debe modificar su estrategia, empezando por cambiar el slogan “abrazos no balazos” que está mandando un mensaje equivocado de impunidad al no haber castigo para los delincuentes. Ni abrazos ni balazos, ni claudicación ni guerra, simplemente justicia para todos.

Los recientes asesinatos de dos sacerdotes jesuitas y un laico al interior de una iglesia de la comunidad de Cerocahui en Chihuahua aumentan el clima de zozobra e indignación. Urge una estrategia efectiva de seguridad pública que dé buenos resultados, brindando seguridad física y patrimonial a los ciudadanos en todo el territorio nacional.

Para que exista inversión, crecimiento económico y generación de empleos bien remunerados, que son la base de un desarrollo inclusivo, es indispensable un clima de seguridad, paz y concordia. Urge disminuir los índices de violencia, reforzar la seguridad en las carreteras, combatir delitos como la extorsión y cobro de piso entre otros.

Algunas acciones impostergables son: robustecer las capacidades de las policías federal, estatales y municipales destinando recursos suficientes, una coordinación efectiva y focalizada entre los tres niveles de gobierno, prevención con inclusión, e impulsar la participación ciudadana.

No hay tiempo que perder, se debe reconocer lo que no está funcionando y modificar la estrategia hasta obtener buenos resultados. Sin seguridad no hay bienestar ni desarrollo posible. Reconstruyamos entre todos el tejido social para vivir en un país de libertades, en donde prevalezca la ley y la justicia.

Secretario General de Coparmex

 

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