La Selección Mexicana entra a escena para su agitado verano, en el que deberá sortear la Nations League y la Copa Oro.

Después de concluir el torneo Clausura 2023 con el título de los Tigres, se viene un VERANO PELIGROSO para la Selección Nacional, pues quiérase o no, el puesto del técnico Diego Martín Cocca está en juego, porque —desde que tomó el cargo de entrenador— le especificaron en el contrato que su permanencia estaba sujeta a la conquista de objetivos.

El técnico argentino llevará a los que él considera los mejores jugadores para evitar un ridículo mayúsculo y un gran fracaso que termine con su gestión.

Es muy importante que se ganen ambas competencias, para que la Selección reconquiste a los aficionados.

Otro resultado será catastrófico para este, que es el arranque serio del actual ciclo mundialista.

Para mala fortuna de Cocca y sus muchachos, debido a la funesta participación de la Selección Mexicana en el pasado Mundial Qatar 2022, tienen la obligación —además de ganar— de gustar y convencer.

Lo que deben hacer es dar certeza de que se va por buen camino y que el extécnico del Atlas es el adecuado para dirigir en la Copa del Mundo 2026.

México debe aprovechar al máximo este periodo, porque —si todo sale bien— podría tener hasta 10 partidos, contando los dos de preparación ante Guatemala y Camerún, previos a la Liga de Naciones, a llevarse a cabo en Mazatlán y San Diego, de forma respectiva.

El reto es atractivo para los directamente involucrados, porque quitarse la presión que cargan aliviará exageradamente los estados de ánimo de la afición, que sigue bastante molesta.

Es un VERANO PELIGROSO y caliente para el equipo mexicano.

Si sale bien librado, el camino al próximo Mundial se irá despejando poco a poco.

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