Los planes de la Selección Mexicana se han torcido por el pésimo arranque en la Copa Oro . El saldo del funesto inicio fue la baja, de cuatro a seis semanas, del reconstruido Chucky Lozano , la decepcionante actuación del equipo, el regreso del grito homofóbico, la amenaza de jugar a puerta cerrada el torneo, la ineptitud de la Concacaf para aplicar los protocolos racistas, la petición para que se inhabilite al árbitro costarricense Ricardo Montero y a los encargados del VAR , y la molestia de las autoridades de la Femexfut, que ya piensan en mandar un equipo alterno para próximas ediciones del torneo.
Es un problema serio que se debe revertir cuanto antes, porque la bola de nieve crece y nadie la para hasta que sea un ridículo mayúsculo. Esto no se encontraba en el presupuesto de Martino y sus muchachos; en la hoja del día uno de competencia seguro se habían tachado los primeros tres puntos y unos momentos de gran tranquilidad en la concentración para darle paso a la hoja dos, con el mismo tránsito. Es imperdonable lo que hizo México en su debut. Más allá de las atajadas del portero trinitario, los jugadores fallaron en el área y eso derivó en nerviosismo e inseguridad. No ser capaces de meterle un maldito gol a una selección por debajo de tu nivel es injustificable.
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El grito se escuchó de nueva cuenta, cosa que —se supone— ya no iba a pasar, porque la afición había sido amaestrada, pero ¿qué creen? Vociferó de nueva cuenta, no porque hayan fallado los protocolos, sino por el hartazgo de ver a una Selección aturdida, porque pagó un boleto y no le dieron algo a cambio. Lo hizo por frustración, rebeldía, enojo y muchos seguramente por el alcohol ingerido, y porque les parece chistoso. Es la voz del aficionado que reclama un mejor producto, una federación justa, un mejor nivel en la Liga , en la Selección . No quiere decir que esté bien, sólo que es la manera de subir la guardia.
México
y su futbol van dando tumbos dentro y fuera de la cancha. La Selección Nacional , la Liga y la Federación , necesitan encontrar caminos seguros para recuperar la confianza de la gente. El modelo en el que se mueven ya no es compatible con estos tiempos, deben migrar constantemente a la excelencia y —por sobre todas las cosas— ser transparentes, romper con la carga histórica de mentiras, golpes bajos, arreglos en las sombras y demás truculencias. Lo anterior también necesita de un protocolo que se respete.
@elmagazo