Llegamos al final del torneo regular y aparece la salvación de los equipos: El repechaje . Maldita la hora en que decidieron adoptar este mediocre esquema, que permite a los clubes irse muy cómodos durante 17 fechas. Esto es premiar un bajo nivel de competencia. No hay esfuerzo para alcanzar un gran rendimiento, porque saben que —con lo mínimo— pueden aspirar a un título que no merecen. El repechaje sólo sirve para fines económicos.
La falta de dinero, originada por la pandemia, prendió el foco a los directivos para caer en esta aberrante idea del repechaje. Se quemaron las neuronas para encontrar la mejor salida. Sacrificaron a la Liga; aliviaron la crisis económica (no totalmente), pero entraron a una crisis del juego. El futbol mexicano está cada vez peor: No entretiene, no gusta, no divierte, no cumple con la exigencia de nadie y, con este modelo de meter 12 equipos de 18 a buscar el campeonato, el asunto va en picada.
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En este semestre, el lugar 15 de la tabla aún puede entrar a la reclasificación con 18 miserables puntos, cuando el líder ya suma 40. La diferencia es enorme, pero ambos tienen la oportunidad de levantar el título, algo injusto. Los creadores de este “ maravilloso ” concepto lo defienden a muerte, porque nos quieren hacer creer que se fomenta la competencia, cuando es totalmente lo contrario. Resulta que, con el repechaje, el más malo puede tener acceso a una zona que no le corresponde, qué cosa tan lamentable. Y esto seguirá por lo menos la próxima temporada.
La sana competencia es respetar a los que hacen bien su trabajo, los que se esmeran por mandar mensajes de fortaleza y dominio. La criticada zona de confort debe ser desterrada cuanto antes, si lo que se quiere es darle otra cara a nuestro futbol. Si quieren sacar dinero los dueños, entonces que se armen algo previo a los torneos para que paguen por esos derechos las televisoras, anunciantes, patrocinadores, pero que dejen de darle en la torre al torneo. Quieren mejorar el producto y ellos mismos se ponen el pie.
@elmagazo