Julián se va de México, con todo el derecho de ganar mucho más dinero en otra Liga.
Le llegó una oferta de Medio Oriente imposible de rechazar y por eso decide abandonar nuestro territorio.
Un contrato de tres o cuatro años donde te ofrecen cerca de 15 millones de dólares, está para firmarlo de inmediato, incluso cuando sacrifiques algunas cosas en el camino, pero vas resolver —en definitiva— el futuro económico de tu familia.
Se encontrará con las dificultades de ir a una cultura totalmente opuesta a la acostumbrada, pero no importa, después del cañonazo en la chequera.
La determinación del nacido en Colombia puede impactar en la Selección Nacional, porque se aleja demasiado del radar.
El naturalizado mexicano se va a un futbol que es difícil seguir.
Jaime Lozano necesitará un enviado permanente para dar cuenta de su nivel, buscar una plataforma donde se transmita la Liga árabe o esperar que el equipo de Quiñones juegue contra el Al-Nassr, de Cristiano Ronaldo, con el fin de evaluarlo.
El balompié de aquella región quiere competir con las mejores Ligas del mundo; por eso, ha llevado a algunas figuras, como el propio Cristiano, Neymar, Karim Benzema, Sadio Mané y Marcelo Brozovic, entre otros, pero se ha quedado corta.
Su nivel apenas alcanza la medianía, y es por eso que —en el plano profesional— no se entiende la resolución de Quiñones, a dos años del Mundial.
Jaime Lozano y sus asesores tendrán que analizar seriamente sus llamados, pues la calidad de Julián puede descender.
Es arriesgada la postura del seis veces campeón de Liga en nuestro futbol.
Vamos a ver qué tanto le ayuda o deteriora el cambio.