Frustrante ha resultado el andar de los Pumas en el Apertura 2022. El equipo nunca encontró rumbo, se quedó en el intento de protagonizar un torneo en el que supuestamente iba a competir por el título, por los refuerzos que se contrataron. Después de 15 partidos, ha sido un engaño Universidad Nacional. La millonaria inversión se ha ido a las cloacas.
Hacía varios años que no se realizaba un esfuerzo económico importante. A gritos se le exigía a la directiva mejores fichajes y, ahora que se tuvieron, no pasó nada y fue como si nunca hubieran llegado.
Estos reforzados Pumas, aspirantes a coronarse a finales de octubre, ahora se abrazan a la mediocridad del futbol mexicano para salvar su temporada, a través de la reclasificación, a la que podrían llegar sólo por un milagro.
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El ridículo en Barcelona sólo evidenció mal trabajo y malas decisiones para montar una estrategia acorde al rival. Si le agregamos que los futbolistas fueron de paseo, porque no les importó gran cosa la actuación y el resultado, pues terminaron diciendo que fue una gran experiencia el viaje... Entonces, no pintaban bien las cosas.
Al entrenador argentino le siguen teniendo mucha fe en la institución. Aguantarle tres grandes humillaciones, como las del Trofeo Joan Gamper, la del América y la del Santos, no a cualquiera. Otros lo hubieran echado, para encontrarle soluciones al caos.
Penoso lo que sucede con Pumas, no se esperaba un torneo tan deprimente. Para el repechaje, no depende de sí mismo, debe esperar combinaciones. Este equipo debía pelear por los cuatro primeros lugares del torneo, pero por lo que pelea es por mantener su dignidad. Incluso si llega a la reclasificación, para el próximo torneo debería pensarse en un plan B en la dirección técnica.