Quedó a deber la Selección Nacional en su regreso. Se esperaba un mejor desempeño contra Australia y Uzbekistán, pero no tuvo la suficiente calidad para ser mejor en el campo.
Hacen falta aún muchas sesiones de entrenamiento para alcanzar el nivel deseado.
Se entiende que el proceso con Jaime Lozano apenas comienza; sin embargo, por los nombres que había en la convocatoria, era para entregar cuentas más destacadas.
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Hubo casos puntuales, como el de Héctor Herrera, que el técnico no debe pasar por alto, ni dejarlo en un simple “tendrá que mejorar conforme avancen los partidos”. No señor, es de una vez limpiar, para no contaminar el camino.
Herrera ya no debe entrar en una lista de Selección Nacional. El tipo está rebasado para la exigencia. El jugador del Houston Dynamo no está —ni en futbol, ni en lo físico— en condiciones aceptables.
Es inaceptable que Lozano le ponga la etiqueta de “líder” a HH. No lo es, y si así quiere maquillar sus futuras citas con el Tricolor, entonces estamos fregados.
Argumenta que Herrera comprende muy bien su rol en el vestuario, fuera de la cancha, y eso “tiene un valor muy grande, suma y bastante”.
Entonces, que lo invite a tomar un café de vez en cuando y le dé chance a otro futbolista que realmente pueda aportar algo al equipo, para considerarlo.
En este momento, el ex del Atlético de Madrid ocupa un lugar que no le corresponde, está robando espacio.
Caso opuesto, la verdad, a lo que sucedió con el Chino Huerta y Jordi Cortizo. Le dieron vida al equipo, fueron atrevidos, emitían vibraciones distintas.
Resultaron dos gratas revelaciones que requieren seguimiento en la Selección. Dieron un paso importante en sus aspiraciones de jugar una Copa del Mundo.
Terminó la reunión y todos a sus clubes. Deben mantenerse en plenitud para aparecer de nuevo en la lista.
México volverá en octubre, con la mira puesta en Ghana y Alemania.
Esperemos una mejora considerable y la vuelta de futbolistas como Luis Chávez y el Chucky Lozano, para enriquecer el trabajo. Además de la convocatoria oficial de Julián Quiñones.
Se va a poner bueno, o eso se supone que debe pasar.