Mexicana, atleta, empresaria, ícono, influencer, ingeniera, maestra, hija, hermana. Paola Longoria es una mujer inquebrantable. Es intensa, pero sensible; férrea, pero pasional; elegante. Combina el deporte con el glamour, porque “no está peleado el uno con el otro”, como me dijo en una de tantas charlas que hemos tenido. Con Paola, literal, el éxito se mide de la cabeza al cielo. Si existe una deportista disciplinada es Longoria. Es increíble la manera en la que convive con el éxito. Es una chica muy inteligente, sabe lo que quiere, hacia dónde ir, con quién estar. Cuando uno habla con la oriunda de San Luis Potosí, encuentra siempre una plática fresca, amable, sincera. No hay poses de diva, a pesar de ser una diva del deporte. El raquetbol tiene nombre: Paola Longoria.
México debe sentirse orgulloso y afortunado de tener a la número uno del mundo, desde hace muchos años, en el raquetbol. Nadie es mejor que Longoria en este deporte; es más, ningún atleta en este país ha mantenido una hegemonía similar a la de Paola en su actividad. La potosina gana en donde se para.
Ella va por su gran cosecha de títulos, que ya suman 113 en su carrera, después de conquistar el pasado fin de semana el Sweet Carolina Open. Campeona centroamericana, panamericana, mundial y, si fuera olímpica su disciplina, ya tendría varios oros en su cuenta. Justo por este asunto de los Juegos Olímpicos, la afrenta más importante que le viene a Longoria ya no es en la cancha, es fuera, contra el rival más duro al que ha enfrentado: el Comité Olímpico Internacional. La mexicana quiere al raquetbol, sí o sí, dentro de los Juegos.
Longoria es una mujer moderna, versátil. Aspira a grandes cosas después de que “cuelgue la raqueta”. Quiere llegar a la Conade, dirigir al deporte mexicano. Ser realmente una piedra angular en el desarrollo e impulso de los jóvenes y apoyo para los atletas de alto rendimiento. Tiene la ilusión de cambiar muchas cosas, por lo que no descarta dar la sorpresa. Ya dijimos que es empresaria, le salieron oportunidades en la pandemia “que quizá ya las tenía en mente, pero a veces el miedo o no me atrevía o no tenía el tiempo, y ahora que no estuve compitiendo, pues me aventé. Siempre he sido una mujer que arriesga” dijo en Mgazon Network, mi canal de YouTube. Paola se asoció para echar a andar una clínica de crioterapia y rehabilitación para atletas, en San Luis Potosí, además de entrarle al negocio del mezcal, entre otras cosas.
Paola Longoria ya es una histórica del deporte en México. Está a la altura de los mejores, como María del Rosario Espinoza, Hugo Sánchez, Julio César Chávez, Ana Guevara, y Fernando Valenzuela. Gracias vida, por permitir que Longoria sea mexicana.
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