La necedad del Tata Martino por llevar a Raúl Jiménez y Tecatito Corona a Qatar, raya en lo anormal.
Dos jugadores con mínimas opciones de jugar el Mundial —porque continúan con su proceso de rehabilitación, debido a sendas lesiones— siguen quitándole el sueño al técnico nacional. Gerardo Martino mantiene una esperanza enferma de tenerlos para el arranque de la Copa del Mundo.
El entrenador argentino le está faltando al respeto a los demás. El mensaje que le da a su plantel es de una desconfianza absoluta, no los considera capaces de llenar los zapatos de sus dos consentidos.
Es una pena que tanto Raúl como Jesús Manuel estén a nada de quedar fuera de la justa mundialista. Nos hubiera encantado verlos, porque son estelares de la Selección, pero los han alcanzado esos imponderables que atacan a algunos jugadores antes de un gran evento.
Corona y Jiménez no están ni en físico, ni en futbol, aptos para enfrentar un torneo de altas exigencias.
La pubitis, dolor de abductores o lo que sea que tenga el Lobo Mexicano, lo mantiene apartado del juego desde hace tiempo. Ni los médicos de la Selección ni los del Wolverhampton han dado luz verde para que Jiménez reaparezca en la cancha.
Lo de Jesús, ya lo tienen bastante claro, pero insisten. El Sevilla, el club al cual pertenece y le paga, tendrá el alta médica del delantero el próximo 1 o 2 de diciembre; entonces, no es elegible para jugar.
Martino les ha dado a ambos como límite el 14 de noviembre, fecha para entregar la lista definitiva de 26 jugadores a la FIFA. Espera infructuosa que únicamente genera incertidumbre.
¿Qué pensarán Henry Martín, Santiago Giménez y Rogelio Funes Mori del miedo que tiene el entrenador de darles la titularidad, o Uriel Antuna, Alexis Vega y Diego Lainez?
No deja de sorprendernos el técnico argentino. Otra vez, ya falta menos para que la Selección Mexicana termine su relación con Martino.
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