Terminó por ser un torneo mediocre, deslucido, frustrante para Pumas.
No hay forma de rescatar lo que sucedió en el campo.
Se cuentan más descalabros que aciertos. No fue, en resumidas cuentas, lo que se esperaba. El final fue deshonroso.
Le costó mucho trabajo a Gustavo Lema encontrar la mejor versión del equipo. Apenas se pudo vislumbrar algo, mínimo, en la victoria sobre el América en Ciudad Universitaria.
Todo resultó confuso y quedó perfecto el meme de “mi primera chamba”.
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La apuesta de la directiva por colocar a un técnico primerizo pasó factura, y así seguirá mientras se mantenga la filosofía de gastar lo menos posible.
Por enésima vez, quedó claro que lo barato sale caro.
Los que esperaban un cambio de timón, malas noticias: hay voto de confianza para Gustavo Lema, quien cumplirá entonces con su año de contrato (salvo alguna situación desastrosa que implique darle antes las gracias).
El argentino Lema debe recuperar urgentemente la garra, el espíritu, la entrega, el esfuerzo, la lucha, el respeto, el futbol que se perdieron en el primer semestre del año.
Quién sabe cómo le va a hacer la directiva para contratar buenos refuerzos. Será una labor titánica, por el maldito argumento de nunca tener los suficientes recursos para contratar.
De La Cantera, ya ni hablamos; es un chiste, y lo más alejado a un lugar con jóvenes de calidad que irrumpan en el primer equipo.
Se van Eduardo Salvio (no fue la estrella prometida), Adrián Aldrete, Jesús Molina y algunos más que ya no tienen cabida.
El golpe de nocaut llegará si se concreta la salida del Chino Huerta. Otro dolor de cabeza para la directiva, pues César es el alma del club. Ojalá que el próximo torneo sea diferente, aunque tengo mis dudas.