Javier Aguirre tendrá su primera vez en Honduras, en los cuartos de final de la Nations League.
Curioso y raro que, en las dos etapas pasadas como técnico de la Selección Mexicana, nunca dirigió un partido en territorio catracho. Será en esta tercera gestión cuando lo haga.
No va a ser fácil el juego, por más que se insista en el bajo nivel de la selección hondureña.
Dicen los propios medios de comunicación de aquel país que este equipo anda por debajo del que metió en problemas a México en la edición pasada de la Liga de Naciones de la Concacaf.
Los antecedentes del Vasco contra Honduras —como estratega— recaen en dos triunfos en el mismo número de partidos, en el Estadio Azteca.
Es una ocasión muy atractiva e interesante para Javier, pues por fin pondrá a sus jugadores en el ambiente tenso, hostil y de presión en el que los quiere ver, para darse cuenta quién tiene el temperamento para mantenerse en las convocatorias.
Es una ocasión inmejorable, porque será de las poquísimas que tenga de viajar a Centroamérica en este ciclo, pues nuestra Selección no participa en las eliminatorias mundialistas.
Aguirre reunió a lo mejor que tiene México en este momento, para hacerle frente a los hondureños. No falta ni sobra nadie; en teoría, es un grupo capaz y altamente competitivo, con la personalidad suficiente para ir a ganar a San Pedro Sula en la ida y rematar con otra victoria en Toluca.
Llegan, por fortuna, los primeros compromisos oficiales en esta tercera era del Vasco. No más amistosos ni experimentos. Ahora sí viene lo bueno para sostener lo que se hizo contra Estados Unidos y calibrar avances.
¿Guillermo Ochoa o Luis Ángel Malagón?, ¿Henry Martín o Raúl Jiménez? Son las grandes interrogantes en estos compromisos.
Javier sabrá a quién darle toda la confianza y responsabilidad, pero esa será otra historia.
@elmagazo