Adiós verano, de regreso a la normalidad. Quedan recuerdos de grandes eventos deportivos.
Afortunados somos de ver los increíbles Juegos Olímpicos en París, con sus memorables historias, además de los triunfos de Argentina —en la Copa América— y España, en la Eurocopa. Vamos con el inicio del ciclo, para encontrarlos de nuevo en cuatro años.
Desafortunadamente, no se dieron los resultados deseados para México, a pesar de las tres platas y dos bronces conquistados en los Olímpicos.
Es verdad que se superó lo hecho en Tokio, pero la meta era —por los menos— alcanzar las nueve medallas que se ganaron en México 1968 (eso lo dijo Ana Gabriela Guevara) y, al no cumplir, entonces enfrentamos el segundo fracaso del verano. El primero fue el de la Selección de futbol en la Copa América.
Ya hablamos, en el texto pasado, de la falta de apoyos para nuestros atletas, de la corrupción dentro de las federaciones y de la propia Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), del dinero que se roban los de pantalón largo, de los esfuerzos de las familias por ayudar a los hijos a cumplir sus sueños deportivos.
Es penoso —y da coraje— lo que sucede, pero mientras no exista un auténtico control del presupuesto destinado a los atletas de alto rendimiento y al deporte formativo en general, las cosas nunca van a cambiar, seguiremos esperanzados en los famosos “golpes de suerte”.
El Tricolor fue una vergüenza en el torneo de futbol de selecciones más relevante del continente. Ya todo el mundo sabe lo que pasó, el desastre de directivos, jugadores y cuerpo técnico. No vamos a repetir todo el escándalo, basta solamente recordar los engaños, traiciones y mentiras en los que ahora se mueve nuestro balompié.
Ojalá que nos toque ver un giro valioso, sólido, del deporte en este país.
Terminó el verano. A disfrutar ahora de las Ligas de futbol en el mundo, de la Serie Mundial del beisbol de las Grandes Ligas, de la NFL, del US Open de tenis y mucho más, en este segundo semestre de 2024.
@elmagazo