perdió la batalla consigo mismo. El que se esperaba fuera una gran estrella del futbol mundial, mexicano, terminó por ser uno de tantos que desfilan en este deporte. Talento tenía, lo desperdició. Dos Santos estuvo en el camino del éxito y por propio pie lo abandonó, así lo decidió y como todo en la vida, tuvo sus consecuencias (en este caso pésimas). Giovani necesitó una mejor asesoría, luego los familiares terminan por ser los peores enemigos porque la ambición suele ser incontrolable.
Dos Santos llegó al Barcelona a los 12 años y debutó a los 17 con el primer equipo, una cosa maravillosa que se fue distorsionando con el paso de los años. Gio fue compañero de Puyol, Valdés, Rafa Márquez, Thuram, Abidal, Iniesta, Xavi, Touré, Ronaldinho, Deco, Messi, Pedro, Eto’o, Henry. Entrenó, vivió, trató a futbolistas de élite internacional y no pasó nada. Salió de la institución culé por falta de minutos, porque no jugaba donde se sentía cómodo, porque no inspiró a la grada del Camp Nou, porque Krkic era mejor visto, por Messi y lo que ustedes gusten y manden. No fue capaz de soportar al gigante Barcelona y se marchó para buscar un mejor futuro, que nunca llegó.
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De España a Inglaterra primero con el Tottenham y luego con el Ipswich Town, sin pena ni gloria. Viajó a Turquía, con el Galatasaray, como si no hubiera pisado esos terrenos. Regresó a España con el Racing y ayudó a su permanencia en la primera división, pero descendió con el Mallorca; el Villarreal vio quizás los mejores momentos del mexicano. El dinero pudo más que lo deportivo y voló a los Estados Unidos para ser parte del Galaxy de Los Ángeles por 4 años y medio y un sueldo de seis millones de dólares por temporada, el equipo de la MLS le rescindió su contrato meses antes de llegar a su fin por bajo rendimiento. Llegó como gran fichaje del América y es suplente.
Las lesiones, los excesos, las polémicas, el poco compromiso con su profesión, el sube y baja de nivel de juego, los escándalos han destruido lo que pudo ser brillante en el mundo del futbol.
Dos Santos, el tres veces mundialista y campeón del mundo con la Sub-17, quedará como ese jugador que llegó a ser considerado como el sucesor de Ronaldinho; que triste historia.