dejó hace mucho tiempo sus mejores años. Hoy es un futbolista descuidado que, en lugar de dar soluciones, genera problemas al Galaxy. No se reinventó –o no quiso hacerlo—, pensó que con el puro nombre y hazañas del pasado iba a sobrevivir en la jungla del futbol, que está a nada de tragárselo. Es una pena, pero el propio Javier ha despedazado la poca carrera que le queda.
Los delanteros actuales son unas “fieras”, auténticos depredadores que se mueven por todo el ataque; generan jugadas de gol, presionan, persiguen, salen al mediocampo, buscan balones, abren espacios, preferentemente juegan de frente a portería, técnicamente son buenos y físicamente potentes. El delantero estático que sólo busca remate en el área o se “bota” para jalar marca y abrir huecos pierde cada vez más demanda.
Raúl Jiménez es uno de esos delanteros. El del Wolverhampton es un buen ejemplo, igual que el noruego Erling Haaland, del Borussia Dortmund; el belga Romelu Lukaku, del Inter; Kun Agüero, del Manchester City; Karim Benzemá, del Real Madrid; Luis Suárez, del Atlético de Madrid; el polaco Robert Lewandowski, del Bayern Munich, por mencionar a algunos. Jóvenes y experimentados que se han adaptado a los tiempos y desarrollaron un estilo explosivo.
Hernández tiene ya al futbol como un hobby, le perdió el interés a la profesión. Sus prioridades son otras, de inmediato se nota cuando se para en un campo y quiere jugar. Si no puede ser importante para su equipo, es imposible pensar en otra Copa del Mundo para el Chicharito. Con el nivel que trae, no le alcanza para competirle a Jiménez, Henry Martín, JJ Macías, Lozano y Tecatito. Si Javier tiene la fortuna de ir a otro Mundial, seguro será como invitado de alguna televisora. Besos y abrazos para todos.
@elmagazo