¿Hazaña? Eso es para equipos medianos, pequeños. Lo del América es un golpe de autoridad, jerárquico. Después de vencer a Tigres , las Águilas son el candidato número uno al título”. Fue lo que escribí en mis redes sociales al finalizar la vuelta de los cuartos de final. América ha dado una lección de fortaleza mental, futbol, grandeza, combatividad.
Encontró en un estadio sumamente difícil su mejor versión.
Nos debía una actuación así el América. Pasó mucho tiempo extraviado por una cosa u otra (lesiones, venta de jugadores, indisciplina del técnico). Así deben ser cada uno de los partidos de las Águilas: intensos, de buen juego, polémicos, contundentes. Lo que nos enseñó me recordó a aquel América de los 80, me regresó a los tiempos del que comandaba Beenhakker o Mario Carrillo. No exagero, tampoco quiero quedar bien con nadie, mucho menos pretendo ser porrista.
El América —completo y en sintonía— es un trabuco. En los cuartos de final sólo hizo falta Nicolás Castillo. La banca que trae es de mucho respeto, de lo mejor que tiene la Liga, porque pueden aparecer Roger Martínez, Benedetti, Córdova, Renato Ibarra, Castillo, Henry Martín, Giovani. El América tiene la obligación, después del partidazo ante los Tigres, de repetir la actuación.
Anímicamente, el América salió fortalecido de la primera eliminatoria. Tendría que ser imparable, pero no debe confiarse ante el sorprendente Monarcas, que juega bien, trae la motivación a tope y quiere regresar a una final. Besos y abrazos para todos.
@elmagazo